Tiene cara de otoño:
la mirada extraviada
en algún punto indeterminado
y un trasfondo de
incertidumbre
que habla de abandono.
La alopecia prolonga su cara
hasta más allá de su confín
natural
y ofrece una impronta
aquijotada, triste y enjuta;
barba descuidada y lampiña
donde el gris inicia
avanzadilla
y toma posiciones en
escalada.
En los surcos de su cara
hay historias no transcritas
y sí padecidas;
en la rojez de su nariz y
pómulos,
la dependencia alcohólica
que le ha arrastrado a su
presente;
Eduardo es un marginal
que fue orillado de una
sociedad
donde no hay espacio
habitable
para los desahuciados, con
la paradoja
de medio millón de viviendas
deshabitadas.
Eduardo es una cara de otoño,
un reloj descontroladamente
adelantado.
¡Cuántos Eduardos necesitando más amor! ¡Cuánta humanidad necesitando más humanidad! (Sad but true. . .) Te abrazo Francisco!
ResponderEliminarEs cierto, he singularizado a este supuesto Eduardo, pero son muchos los excluidos sociales que viven en nuestras calles sin que nos fijemos en ellos. Esa es la cruda realidad, Adriana.
EliminarUn beso
Las perspectivas de reducir los Eduardos no son buenas, mientras tanto nos machacan con el hecho de esto funciona mejor y que ya hay trabajo, vomitivo.
ResponderEliminarSaludos
El informe FOESSA habla de que 2 de cada 3 personas en exclusión social ya lo eran antes de la crisis. Esta crisis de la que se nos anuncia a bombo y platillo que salimos va a eternizar en exclusión a esas 3 personas para siempre. La salida es para los económicamente fuertes, no para los débiles que se empobrecen cada día más y más. Realmente repulsivo el espectáculo mediático al que asistimos.
EliminarUn abrazo.
Siempre habrá ricos y pobres, ladrones y honrados , borrachos y abstemios... y de todo lo que compone una sociedad. Aunque las cosas mejoren, las desigualdades existirán para desgracia de muchos.
ResponderEliminarUn abrazo
Las desigualdades se agudizan, pues no todo arrancamos desde el mismo punto de partida, Marinela.
EliminarBesos.
Tal vez no sea la dependencia alcohólica la que le ha arrastrado a esa situación, sino que la propia situación le ha facilitado arroparse en los vapores del vino para mejor sobrellevar su estado. En todo caso, es un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
ResponderEliminarUn saludo.
Sin duda es tal cual dices, Cayetano. Nadie habla de alto índice de suicidios, pero la mayoría de los Eduardos son Dédalos que no encuentran la salida del laberinto.
EliminarUn abrazo.
Más parece cuadro de Ribera que personaje de fotografía. ¿Será la luz, será el rostro barbudo, será el aire de tristeza, será la mirada perdida, será la pose?
ResponderEliminarUn saludo
Será el vino.
EliminarEfectivamente es una pintura de Rubén Belloso, pero de un modelo original que pasa por esas vicisitudes de las que hablo, Carmen.
EliminarUn beso
Hola Francisco.
ResponderEliminarHoy nos pintas una realidad muy cruda y extendida, parece ser también que no disminuye sino que va en aumento, ni damos cuenta la mayor parte de las veces de no ser casos cercanos.
La Natividad de la llama del Amor Divino
Llene tu alma, corazón, mente y hogar en la tierra
En estas fechas especiales, y cada instante de tu vida.
Feliz Navidad, ahora y siempre, a Ti y los tuyos.
Un abrazo.
Ambar
Muchas gracias, Ambar, por tu entrañable felicitación y por esas palabras de comprensión para las personas marginales de nuestra sociedad, cada día más abundantes.
EliminarUn beso.
Todo es muy crudo, muy frío, muy desolador...
ResponderEliminarA veces solo tengo ganas de llorar!
Besos!
:)
Yo también tenía ganas de hacerlo, Edurne, pero he preferido acercaros esta cruda realidad que está en nuestras propias lindes.
EliminarBesos.
Hay muchas caras de otoño, unas por la edad y otras porque no tienen "sitio en la posada" Triste y en estas fechas parece que estamos más sensibilizados en este aspecto. Bss
ResponderEliminarGracias, Katy, por esa doble visión que es precisamente en la que me he fijado: la cronológica y la del reloj adelantado por alguna que otra causa.
EliminarBesos.
Hay demasiados Eduardos. Un abrazo
ResponderEliminarMuchos, bastantes más de los que creemos.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Ojalá quienes buscamos tu diaria poesía para rejuvenecernos podamos dar un poco de amor al prójimo necesitado. Un saludo, como siempre afectuoso para todos, Ángel
ResponderEliminarPues sí, Ángel. Se necesitan muchas aportaciones, muchas pequeñas obras que sumadas den un resultado importante.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco, tristemente existen muchos Eduardos en esta sociedad que cada vez parece que se va acostumbrando por desgracia a mirar hacia otro lado, una pena y mas que muchos de ellos el único consuelo que tienen es refugiarse en el alcohol, cuando no se sabe que es lo que le ha echo que se refugie en el, una pena la verdad y que estén en las calles mientras hay tantas casas vacías, nos estamos volviendo de piedra.
ResponderEliminarBesos.
Hay otros que no son visibles porque podemos ser tú y yo: esa legión de parados de larga duración sin ningún tipo de prestación, esos jubilados con pensiones raquíticas que no tienen derecho a ayuda alguna porque cobran...
EliminarBesos.
Hay muchas caras de otoño,pero creo que cada vez hay mas de invierno. Mientras los responsables pasan los otoños y los inviernos al sol disfrutando de lo que les sobra. ¿ Porqué será?
ResponderEliminarComo siempre lo expones fenomenal. Un abrazo
Gracias, Katiuska, muchas gracias. También sé reír y cantar, pero hoy me pedía el cuerpo una lágrima gráfica por el dolor de todas estas personas.
EliminarUn beso.
Nos dejas un análisis psicológico de este personaje del cuadro, que simboliza a todos los Eduardos, que vagan por el mundo sin camino, ni destino...Has parado tu tiempo para pensar en él y le has regalado tus letras, amigo...Aunque no lo creas es una gran muestra de solidaridad y generosidad, que asciende al cielo en busca de una respuesta...Mi felicitación y mi abrazo grande por tus profundos y bellos poemas, que nos hacen pensar en este tiempo de adviento.
ResponderEliminarM.Jesús
El drama, María Jesús, es que son tantos... no son invisibles, sino incontables y forman parte de una estadística que no interesa dar a conocer, sino ocultar. Gracias por tu análisis.
EliminarBesos.
No quería dejar de pasar por tu espacio para felicitar estas fiestas navideñas. Que esta luz de navidad siga siempre brillando en tus letras.
ResponderEliminarAbrazos desde mi mar
Gracias, Angeles por tan precioso gesto. Quiero corresponderte con lo poco que tengo y soy, mi libro registrado y no editado "Memoria del mar". Si me mandas un correo, te adjunto como respuesta un pdf con el mismo; no cuesta nada, ni creo que tenga mucho valor. Mi correo: fespadav@gmail.com
EliminarBesos
¡Que tengas una Feliz Navidad y un buen Año Nuevo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Desgraciadamente hay muchas caras de otoño, y cada vez de personas más ancianas y más jóvenes. Parece ser qeu en los tiempos que vivimos se multiplican las caras de otoño como la de Eduardo. Mientras tanto los gobernantes viven en la inopia y dicen que la crisis va mejor. Ellos deberían de tener un día un sueño, que fuera tan real como la vida de las personas con cara de otoño.
ResponderEliminarSaludos y abrazos
Genial tu poema y el compás en su descripción y diálogo.
ResponderEliminarRealidad que nos posiciona a los que tenemos voz, en ese otro lado doloroso de la palabra en pos de justicias y humanidad.
Felicidades.