01 noviembre 2010

DÍA DE LOS DIFUNTOS

No sé predecir el futuro, pero es probable que a medio plazo, entre las incineraciones y la importación de costumbres ajenas como Halloween, consigan desplazar y desnaturalizar el día de los difuntos, así como ya es historia en casi todos los lugares la representación de Don Juan Tenorio, de Zorrilla. A mí me ha traído a Ojén precisamente el encuentro imposible con mis mayores.


Limpiar las tumbas, ponerles flores, santiguarse y echarles un pequeño rezo…    Recuerdo que de pequeño, el día de los difuntos, a primera hora, recorrían las calles del pueblo los monaguillos portando una canasta, donde los vecinos iban echándoles un poco de todo y mayormente castañas. Después de la misa, se subían al campanario con la canasta y una anafe y se ponían a doblar hasta la mañana siguiente: los muertos recibían sus honores, el vecindario el sonido triste de toda una noche de duelo y los monaguillos la fiesta de una noche en vela con las bendiciones de sus progenitores y la autorización del vicario.

Se mantiene el limpiado de tumbas, el ornato de flores y seguramente que también el recogimiento íntimos de quienes se acercan al cementerio; se perdieron para siempre las llamas tibias, torpes y tintineantes de las mariposas sobrenadando en pequeñas vasijas de aceite; pero la juventud va por otros derroteros provocados por el cine y la televisión, por la magia y lo divertido de las golosinas y los disfraces, algo que para los mayores resulta no sólo extraño sino grotesco. Pero así es la vida: renovación y muerte.

4 comentarios:

  1. Otras veces los derroteros de la vida te lleva a dejar a tus seres queridos en sitios bastantes distantes de donde vives habitualmente, pero eso no significa que no te cuerdes de ellos y que no los tengas en tu corazón siempre y no sólo el dia de los difuntos.

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  2. Hola Francisco. Yo no voy ni por Halloween ni por los cementerios. Nunca tuve una tierra, ni patria y tampoco la voy a querer cuando decidan que deje el pijama. Voy por el recogimiento del corazón y el deseo de paz ara los que se han ido. Hoy era el cumpleaños de mi padre y vive, y seguirá contando con mi oración aunque no descanse en ningún cementerio.
    Los jóvenes van por otros derroteros y la vida sigue su curso. No seremos quienes lo veamos. Son costumbres y cada época tiene la suya.
    Me quedo con las flores en vida. Aunque siento respeto por todas las costumbres del mundo
    Un abrazo

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  3. Tal vez lo que voy a decir no sea de vuestro agrado, pero a mi, nunca me ha gustado ni ir al cementerio ni llevar flores a los muertos. Desde pequeña me negué a ello, rechacé esta tradición porque para mi no tenía ningún sentido y sigue sin tenerlo.Recordar como recuerdo a todos los mios que ya se han ido, día a día, eso si tiene sentido para mi.
    Aunque suene superfluo, la costumbre de celebrar Halloween, una costumbre primero celta y luego americana, me parece divertida, porque la gente se disfraza para que la muerte no se fije en ellos, para asustarla y ahuyentarla, aunque sea de momento,y ese juego entre la vida y la muerte, a mi me parece mucho más divertido.

    Pero esa es solo mi opinión. Ante todo, siento un profundo respeto por todas las costumbres y tradiciones, aunque no las comparta.

    Un fuerte y cálido abrazo.

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  4. Yo voy con cierta frecuencia al cementerio, pero precisamente en estos días no aparezco por allí, ya que me molesta la aglomeración de gente que se produce. Me molesta sobre todo que cuando yo estoy rezando, una familia al lado haga limpieza general de su nicho con el mismo jolgorio y conversación que si estuviera lavando el coche en el jardín de su casa.

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