A
Arantza Guinea
En el autobús,
un largo recorrido como
destino
y un libro entre las manos
con el que navegar la
travesía
por aguas muy conocidas.
Asientos enfrentados,
reservados
para personas con movilidad
reducida.
Enfrente, un bebé en el
regazo materno
juguetea con las manos que
le abrazan.
De repente, un lloriqueo
me invita a levantar la
mirada de la lectura
y la criatura succiona la
teta con fruición.
Para la cría no hay hora. Es
la hora
y encuentra la despensa
presta
sin importar la intemperie
de las miradas.
Vuelvo a las páginas de
“Zapatos de tacón de aguja”
y me envuelvo en otra
fantasía;
“fumando la vida,
miro hacia adelante y el futuro me espera.”
Un texto de tacón y teta.
ResponderEliminarAbrazos, Paco.
Seguro que para la autora de "Zapatos de tacón de aguja" es bastante más que ese escueto subrayado tuyo, Cayetano. Para mí era un desplazamiento al hospital, pero en buena compañía.
EliminarUn abrazo.
Por supuesto. Además he de decirte que yo también tengo un ejemplar del último libro de Arantza. Y leído.
EliminarOtro abrazo.
Entonces estarás de acuerdo conmigo que, además del contenido, es un libro muy bien editado. También es oportuno decirte que estoy seguro que el contacto mío con ella ha venido por el previo vuestro. Ya sabes cómo funciona esto de amigos de amigos que se hacen amigos.
EliminarUn abrazo.
Entra en mi imaginación tu poema y me produce bonitas imágenes y sensaciones, comienza a parecer que dar el pecho, una madre a su hijo, es algo natural y no motivo de reproche.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo iba leyendo y al levantar la mirada me pareció una imagen entrañable y lo más natural que uno pueda imaginar. Ya sabes, Emilio, que ahora hay gente que quisieran eliminar esa tierna estampa. No lo entiendo, como ellos no han entendido las bellas cosas simples y hermosas de la vida.
EliminarUn abrazo.
La vida se renueva constantemente y ahora ese niño será la esperanza para un futuro mejor, de la educación que le den depende mucho su destino. No hay nada más natural que una mujer alimentando a su hijo...ellos no entienden de horas y necesitan alimentarse en su justo momento....quién dejaría a un niño indefenso, pasando hambre?
ResponderEliminarBesos
La educación es el motor para casi todos los asuntos de la vida, pero hay veces que nos ponemos estupendos y nos pasamos de frenada. Tienes razón en tus argumentos, querida amiga.
EliminarBesos.
Cuando un bebé tiene hambre,tiene que comer, sin tener en cuenta el lugar donde se encuentren y eso es lo más natural del mundo, no debe herir nuestra sensibilidad.
ResponderEliminarUn abrazo
A mí un bebé lactando me causa un respeto enorme y me parece la estampa más bella de todas las que son capaces de producir los seres humanos. Gracias, Julia por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Es una imagen muy tierna. Como también lo es ver a un padre dar el biberón a su hijo o cambiarle los pañales.
ResponderEliminarSin duda alguna, Angalu, pero mientra la conexión madre hijo es natural, la del padre es por instrumento interpuesto. En todo caso, los cuidados a un bebé son los mimos, son un cántico a la vida.
EliminarUn abrazo