Sediento de ti, como tierra
reseca,
desértica, esquilmada; como
nómada
que todo lo sueña y
planifica en agua,
en hontanar en el que apagar
su fuego
y templar su fiero acero
en presencia de su Ninfa.
Ese es todo el provecho que
busco,
amor: amarte y colmarme
de la sal que rebosa
la guirnalda de tu sonrisa,
de la miel que derramas
por la comisura de tus
besos,
del aroma a nardos de tu
esbelto cuello
cuando te enlazo por las
caderas,
cuando palpo tu contorno
y la fiebre de mis manos
son estrellas fugaces en
desbandada,
cuando me ilumina la luz de
tu mirada
y me rescatas del mundo de
las sombras…
Sediento de ti, como tierra
reseca,
como condenado a tu
dependencia,
con la que sueño ahogarme
en el pozo sin fondo de tu
boca.
Cómo era aquello: dar de beber al sediento.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
y vestir al desnudo, Cayetano. Un poema es eso, una hoja desnuda de un libro a la que poner palabras para calmar la sed.
EliminarUn abrazo.
Amándolo en silencio.. Egeria, la ninfa no hallaba consuelo.. Diana apiadándose de ella la convirtió en fuente.
ResponderEliminarA chorros, besos
La vida es también un claro referente a todas las lecturas que hemos vivido, a los sueños que se realizaron y a aquellos otros que nos gustaría dar forma.
EliminarBesos de agua.