19 agosto 2016

ROSSANA, ROSA, ROSÆ


 A Rossana Bellé

Los lapachos se sonrojan a su paso
cuando ella pespuntea su pies menudos
por la Costanera y derrama la vista
por los geométricos ojos del puente,
mientras se pierde en la lontananza
hacia el infinito, aguas abajo.

Rossana, rosa, rosæ
un amor declinado y apasional,
lúcido, sentido y emotivo,
una ventana por la que entran
los deslumbrantes rayos del amor,
el rosáceo y sutil aroma de la ribera
del Paraná;
la dulzura propia y contagiada
de una madre que sin serlo
le inculcó su misma genética,
para que de ella hiciera melodía.

Se me apaga el día mascullando recuerdos
y navega por los cielos el deseo insatisfecho
de un paseo que todavía late con fuerzas
y se esparce y disemina a voluntad del antojo
por un paseo mil veces transitado y,
como barbecho, nunca palpado.

2 comentarios:

  1. Me uno a ti en ese homenaje a Rossana. Ella es heredera de la dulzura y la magia de nuestra amiga, habitante del cielo...La mente y el corazòn pasean por el recuerdo y lo hacen vida de nuevo.
    Mi abrazo y mi cariño.
    Feliz finde, Francisco.
    M.Jesús

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    1. Gracias, María Jesús, por tan agradable compañía para hablar de Rossana.

      Abrazos.

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