Madre, en tus manos de cera,
una madeja por devanar,
un globo en el que
ovillarnos
con la misma agilidad que
envolvíamos
aquellas tardes de otoño
entre tus brazos de álamo
blanco,
cuando interrumpíamos el
silencio
con viejos recuerdos
enjundiosos
con los que cubríamos las
horas
de aquél tiempo que habría
de acabar
en tu largo sueño eterno.
En la glucemia de aquellos
días,
un tiempo empeñado en ser
presente
que es bucle recurrente de
amor
ensortijado a lo imposible.
Te fuiste camino de las
estrellas
con la urgencia acelerada de
la luz
y me dejaste a oscuras
en medio de esta orfandad
de la que no logro
recuperarme.
Bonito homenaje, como no podía ser de otra forma.
ResponderEliminarSaludos poeta Francisco.
Cantaba Juanito Valderrama: "como una madre no hay ná...
EliminarMuchas gracias, Cayetano.
Un abrazo.
Cantaba Juanito Valderrama: "como una madre no hay ná...
EliminarMuchas gracias, Cayetano.
Un abrazo.
Bello homenaje, Francisco. Ellas siguen vivas y presentes en nuestra mente y en nuestro corazón, como nosotros en ellas. La sincronía es una realidad.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo.
M.Jesús
Para mí sigue estando a mi lado para siempre, María Jesús. Muchas gracias.
EliminarBesos.
Letras escritas desde el alma sin duda... precioso homenaje!
ResponderEliminarAbrazos de mar
En esta ocasión es puro sentimiento, Ángeles.
EliminarUn fuerte abrazo.
Lo mucho que extrañamos siempre los abrazos y buenos momentos con nuestra madre.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.