Hay una distancia,
─la del roce─
donde las palabras no
necesitan
ser vocalizadas,
sino que se deslizan por la
piel
como crema solar
en las manos que ensueñas
y llegan al tuétano sin
promesas,
con hechos tangibles
que no articulan
explicaciones.
Pregonamos las mercancías
en tonalidad de oro en paño,
tonos que se desgañitan
envolviendo baratijas de
forma suntuosa;
en cambio, el verdadero amor
da pasos sigiloso e
incógnitos
por el anodino día a día.
Amar en silencio
es esa permanencia obstinada
que ha cabalgado las olas
encrespadas
y las orillas plácidas,
las playas de arenas doradas
y los alcantarillados
inaccesibles,
los momentos placenteros
y aquellos que dejan surcos
en la piel
a modo de rúbrica.
El silencio no es promesa
amatoria,
es vivencia y supervivencia
que hablan de salud y
enfermedad,
de amor incondicional y silente.
Porque nadie ama a voces. Mejor que el ruido, el silencio de una mirada.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
En silencio todo es más lúcido, más placentero.
EliminarUn abrazo.
Tocaste mi corazón.
ResponderEliminarUn beso
Mil gracias, Musa. La intención del poeta no es un mero ensartar palabras, sino emocionar, tocar el corazón del lector.
EliminarUn beso.
Belleza!!
ResponderEliminarBelleza sos vos, Nerina.
EliminarUn abrazo