Donde se comercie la
denigrante trata,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Donde un ateo pronuncie una
blasfemia,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Donde un emigrante sea
recibido con un portazo,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Donde una mujer sea vejada
por ser mujer,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Donde los niños sean
violados o usados para el trabajo,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Donde hombres y mujeres sean
señalados por su sexualidad,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Donde las personas mueran de
sed o hambruna,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Donde algunos luchen por
mantener privilegios,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Mientras la vida de un niño
o un anciano sean despreciadas,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
Donde los creyentes sean
martirizados por ser creyentes,
allí mi protesta, mi oración
y mi llanto.
¡Hay tanto dónde y ningún porqué...!
ResponderEliminarCasi infinitos, Tracy, casi infinitos.
EliminarBesos.
Y muchos de nosotros allí, con vos Francisco. Un abrazo.
ResponderEliminarTe lo agradezco mucho, Adriana. Nunca he pensado que mis pensamientos fuesen exclusivos en el dolor generalizado por los padecimientos de TODOS.
EliminarUn abrazo.