06 agosto 2016

MURMULLO CHAMAMÉ



Este amanecer de agosto,
con el sol abriéndose paso
por el adormecido este,
deja al descubierto estelas marinas
que se me antojan
retoños del naufragio de julio.

Como el día es criatura de la noche,
cortina rasgada por la urgencia de luz,
seis brazos me abrazan
de aquellos dos que quedaron inertes
y son descendencia
como afluentes vigorosos del Paraná.

Cada ola es memoria,
una avalancha borracha de recuerdos
que hace por tumbarme en cada embate
como porfía contra el olvido.
Aquel grano de avena que dejó mustio mi silo,
Son hoy tres espigas que, a diario,
me traen el murmullo chamamé
de lo que no acaba en sí mismo,
en tanto el corazón sigue latiendo.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. No te creas, Tracy. Por suerte estoy bastante bien: controlo mis dolencias y me siento querido. No se puede pedir mucho más.

      Besos.

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  2. Las olas de la vida nos traen el recuerdo y la vida...Francisco. Nos recuerdan que, nada muere, todo permanece en el corazón.
    Mi abrazo y feliz fin de semana.
    M.Jesús

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    1. En este caso, a mí me recuerda, de forma fehaciente, que ha de morir el grano de trigo para que germinen nuevas espigas.

      Un fuerte abrazo.

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