05 septiembre 2011

DOMINGO PEREZOSO


El domingo es siempre algo más perezoso que el resto de los días. El tiempo meteorológico nos hace entrega de un anticipo del otoño y ha corrido el visillo de nubes grises con las que ocultar  los rigores del sol. En cambio el reloj sigue su marcha, alimentado con la corriente eléctrica y una perezosa luz tenue entra por el balcón anunciando el transcurrir de la mañana. Todo está en silencio. Las maletas aún aguardan pacientes, ya desinfladas, antes de que las subamos al trastero hasta la próxima. Mi cuerpo acusa cansancio de kilómetros y desentreno. Tomo una fruta mientras monto la cafetera que pronto ofrece su aroma penetrante inundando la estancia. Los vecinos no dan muestras de vida; sólo una luz se proyecta en el patio acusando una presencia silenciosa. En el baño compruebo que sólo he sumado un kilo en estos dos meses marbelleando. Me esperaba más, a pesar de haber puesto los medios después de cada exagerada abundancia.


He salido a la calle con la sensación de que me encontraba solo, pero la pareja de chinos ya montaban guardia en la tienda ofreciendo sus servicios de la mañana a la madrugada los siete días de todas las semanas. Ellos no deben mirar el reloj o tal vez lo han vendido por no usarlo. Gesticulan con sonrisas e inclinaciones de cabeza con una amabilidad que a nosotros se nos antoja servil, pero que aprendieron de sus mayores. Nadie transita la calle. A lo lejos, una pareja  –posiblemente rumanos-  hurga en los cubos de basura y sonríen tristes como si la pena formara parte de ellos mismos como una segunda piel. Manejan un artilugio que quiere ser un carrito con artríticas ruedas que van rebotando entre los adoquines; hierros, trozos de aluminio, una plancha vieja…   en una caja de cartón, separada del óxido, tres barras de pan que han seleccionado con esmero. No reparan en mí y siguen rebuscando. Al doblar la esquina, una joven con delantal y zapatones que no había estrenado sigue los pasos de los anteriores removiendo los cubos que los otros ya habían hurgado.

En mi destino me encuentro con Francisco de los Reyes. Está muy desmejorado. Ha perdido mucho peso que disimula ciñéndose un poco más el cinturón. Hace dos meses que no nos habíamos visto y le echaba de menos. No sabe aún el diagnóstico, pero su cara canta que la salud se le desparrama como agua derramada. En breve tendrá el tratamiento oportuno y comenzará a recuperar. En el calor de sus brazos y en la intensidad que ha puesto al abrazarme, me cuenta sin palabras la alegría que siente al vernos de nuevo. Yo lo estrujo con delicadeza y él derrocha las energías de las que escasea en el encuentro.

Luego viví otros encuentros efusivos con Lola y Luis, Rosa, Paquito, Curro, María, Salvador y Salvita, José Antonio…  la mañana del domingo amaneció perezosa, pero mereció la pena vivirla con el desgarro y la emoción que aquí cuento.

17 comentarios:

  1. Hola, Francisco:

    Nuevamente a la rutina del diario vivir. Por aquí los domingos son muy tristes, las calles lucen desiertas, aprovecho para caminar y admirar la arquitectura colonial.

    Un abrazo.

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  2. Por aquí la ciudad sigue con un clima maravilloso. Los turista continúan su caminar por la Gran Vía y padres e hijos salen cargados de libros de los grandes almacenes, hoy abiertos. Es Madrid que espera los estrenos en los grandes teatros y en el próximo regreso escolar.
    Un beso.

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  3. Ya ves Francisco, todo vuelve a su rutina, poco cambian las cosas, en el fondo es lo que queremos casi siempre.
    Un abrazo.

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  4. Dicen que lo mejor de los viajes es cuando vuelves a tu casa...

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  5. ¡Como te lo montas Paco! Después de dos meses por Marbella ¿cómo no va a ser perezoso el domingo? El domingo y el resto de la semana. Que te repongas pronto y tu amigo también. Un saludo

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  6. ¿A que tu no tienes depresión potsvacacional?, en todo caso es, como dices, un domingo aburrido, pero de ahí no pasa.

    Saludos

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  7. Me parece que en tu Sevilla tampoco te lo pasa mal ¿no? Un abrazo

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  8. De vuelta de nuevo a la rutina Francisco y a las costumbres. Fíjate que solo has cogido un kilo y lo bien que lo has pasado , eso compensa hasta el domingo más aburrido.

    Un Abrazo fuerte.

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  9. Hola!!! Todo retorno aunque cargado de nostalgia tiene además gratos reencuentros. Los domingos suelen ser muy tontorrones, bueno, ya es lunes!!!! BESITOS Y SALUDITOS DESDE JACA.

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  10. No es fácilla vida no. La tristeza, el dolor aparecen en cada esquina hurtándonos pequeñas alegrías. Personas a las que queremos, desconocidos, amigos todos con cargando con la molichila que les ha tocado. El verano se termina con algo de nostalgia. Ale guarda las maletas:)
    Bss

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  11. La pareja que hurga en los cubos de basura y que sonríen tristes, ¿estarán pasando sus particulares vacaciones en Sevilla? Un saludo desde Gran Canaria. Ángel

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  12. Me gustan los domingos.. dejarse llevar y saludar y sentir que la vida está un poco mas detenida que de costumbre..

    y vivir.. como siempre... hoy domingo, o lunes o jueves... hay que seguir buscando como siempre la felicidad de uno y la de todos.

    un besazo

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  13. gracias estimado y admirado amigo por compartir con nosotros tu día de domingo, muchos besinos de esta amiga admiradora que te desea feliz inicio de semana.

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  14. Perezosa pero, bonita mañana de domingo, me apunto a siete domingos a la semana más o menos como ese.
    Un abrazo

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  15. Hola Francisco, de nuevo un gusto volver a leerte. Una emocionante entrada.
    Un abrazo !

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  16. Para tí nunca un domingo es perezoso. Te lo digo yo que lo sé de buena tinta. Un abrazo.

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  17. Qué bonita es la vuelta! La relatas muy bien, lo más bueno es el reencuentro con lo cotidiano, la comodidad de la casa, conocidos y rutinas... Qué no todo ha de ser vacacionar amigo! Beso

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