Y en medio del caos, en el hedor húmedo de tanto acumulado viejo y desportillado, en el amasijo de cosas, infectas algunas, y colores desvaídos que se derraman por los suelos como la lluvia de un desván o el sembrado que deja tras de sí el enemigo de lo ajeno en su huída, en medio de ese desparramo de cachivaches, resulta que todo está regulado y se pagan los arbitrios.
Como cada jueves, desde tiempo inmemorial, a lo largo de la estrechez de la calle Feria, allí donde se angosta, las mercaderías de lo inservible toman plaza y se pone en valor lo que por deteriorado o caduco era para casi todos inaprovechable, muchas veces rescatado del abandono de los cubos de basura y otras de los derribos y las herencia no bien recibidas. Todo es reciclable, todo en El Jueves vive la oportunidad de volver a una vida en plenitud y ocupar los espacios nobles de los que cierto día fueron desahuciados.
Todo se compra y todo se vende, todo se negocia y todo alcanza un fiel con el que cambiar de manos, tal vez una vez más, dando satisfacción a quien vende y a quien compra. Más tarde, cuando el bullicioso mercadeo ha dado paso al silencio y sólo quedan migajas de abandono, pasa el equipo de limpieza y un baldeo le devuelve al adoquinado el lustre perdido.
Hola, Francisco:
ResponderEliminarSe parece al mercado de las pulgas, que por aquí, es el último viernes de cada mes.
Un abrazo.
¡Que bien lo describes Francisco! es como si con tu mirada abarcaras lo que globalmente succde en todas partes pero con tu verbosidad lo muestras tal como es. El ser humano ¿aprenderá algún día a comportarse como es debido?.
ResponderEliminarAdmiro tu constancia diaria para con tus excelents reflexiones.Tu laboriosidad es inigualable.¡Dios conserve tu elocuencia !
Besos y alagos merecidos.
Juliana
Estos Jueves adquieren ahora un protagonismo literario que, seguramente antes no tenían. Valiosa prosa, pulcra, sobria y clara.
ResponderEliminarUn abrazo.
(El tiempo, el tiempo me ha impedido venir antes a felicitarle por tan hermoso espacio; mil disculpas. Otro abrazo).
Describiendo tu feria de los jueves
ResponderEliminarHas pintado mi feria de los domingos.
Agradable leerte
Un abrazo
En mis tiempos Sevillanos y Madrileños, me agradaba visitar estos mercadillos, en ellos siempre se encuentran cosas curiosas, en aquella época era "cosas viejas", inservibles, inútiles, hoy se les llama material para reciclar, es cierto, de algunos objetos se obtienen maravillas que con el nombre de retro o vintage, dejan de ser viejos y se aprovechan alcanzando precios prohibitivos; caraduras nos encontramos en todas partes, pero la ley de la oferta y la demanda colocan a cada uno en su lugar, con modas que duran dos días.
ResponderEliminarSaludos
Lo describes de manera dura... ... como si en esa manera de describirlo estuviera la metáfora..
ResponderEliminarde que todo.. se puede comprar y vender..
y yo creo que no...
todo no..
hay cosas.. que solo las puede negociar el corazón... y tienen el precio de los sentimientos.
Dicho esto....
este tipo de mercadillos, me suele gustar curiosear y pasear por ellos y ver a toda esa gente diferente que pulula y lo que vende y hacer el esfuerzo de pensar... por que lo vende más allá de lo puramente material..
Un besazo....
Y lo mejor de todo es que siempre hay alguien que compra lo que para otro no sirve. Las cosas cambian de dueño, aunque para ello deban esperar un jueves.
ResponderEliminarSaludos.
Holaaaaaaaaaa!!!!! Ya se sabe Francisco, en estos tiempos tan malos todo sirve y todo vale... incluso lo que en otras ocasiones hubiéramos desechado. Uffffffffff la crisissssssss!!!! BESITOS Y SALUDITOS MUY CARIÑOSOS DESDE CÁCERES.
ResponderEliminarTodo se compra y todo se vende, todo se negocia pero también se regala al volverse un texto que se coloca en un blog.
ResponderEliminarUn beso.
Acostumbrado al Rastro madrileño, de pequeño me hacía gracia cuando algún familiar mío sevillano decía que iba a ir al "jueves" a dar una vuelta.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Francisco, sí ya ve , sigo saltando de blog en blog, intentando dar un aire nuevo al anuncio de la Buena nueva, medio disfrazada y encubierta, pero real presencia del Espíritu Santo.
ResponderEliminarDe du jueves, me lo ha hecho revivir, porque lo ha redactado no bordado.
Voy sin gafas, no me libro de los accidentes laborales jaja!!
Le dejo un beso de ternura
Es cómo el rastro todo se compra y todo se vende y las pesonas que compran al menos disfrutan de ello. Conozco muchos que todos los domingos se acercan a los miles de puestos. Alguna vez he ido pero confieso que entre tanto barullo no he encontrado nada.
ResponderEliminarLos mercadillos son más divertidos.
Bss
Me encantan esos rastrillos, puedes no encontrar nada o encontrar aquello que ocupa un lugar en tus recuerdos y de pronto lo ves y dices, siiii eso era, y lo compras tan contento. Eso se hace aqui los domingos, es una buena manera de entretener la mañana. Que bien lo has contado...
ResponderEliminarEl Rastro, El Jueves, El Piojoto... distintos nombres para una misma actividad. Nada tengo en contra de estos mercados, pero es notorio que sí se compra y se vende todo; algunas cosas producto de peristas que hacen circular lo ajeno. Yo no tengo esa habilidad, pero mi hermano Juan, en otro tiempo, iba al Rastro y compraba cosas que luego transformaba y se convertían en objetos de arte, para lo que se requiere una visión de lo posterior y una capacidad manual que no todos tenemos.
ResponderEliminarOs agradezco mucho la lecyura y los comentarios.
Aveces, nos cuesta recordar que para mucha gente es útil y reciclable lo que otros botan, la pobreza y carencia humana sigue siendo muy extensa y extrema.
ResponderEliminarMe han contado que en estos recovecos se encuentra de todo, hasta las cosas más insólitas que podamos imaginar.
Abrazos Francisco !!!
También a mí me gustan estos rastros, y aunque parezca un mercado de los inservible, siempre se ve gente cargada de cosas que ha comprado. Allí el regateo funciona como en ningún otro lugar. Un abrazo.
ResponderEliminarPues a mi me encantaría tener algún mercadillo de pulgas en la cercanía. En los tiempos que corren nos haríamos mucho bien los unos a los otros si pudieramos interambiar cosillas.
ResponderEliminarUn gran abrazo Francisco
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gusta mucho este tipo de mercados, se ve nuestro pasado, nuestras huellas por la historia, me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo.