Todo el mundo habla de paz, pero el mundo es una olla muy parecida a un polvorín en el que se guisa de todo menos la paz. Los acontecimientos recientes de Libia con el linchamiento televisado de Gadafi no son precisamente un símbolo tranquilizador, a pesar de haber acabado con el tirano y uno de sus hijos, sino un revanchismo violento, una espiral más de sangre e inestabilidad donde no se dan las condiciones para poder hablar de paz.
En España acabamos de oír lo que veníamos pidiendo y soñando desde hace más de 40 años y tampoco nos encontramos satisfechos con el anunciado cese de la violencia de ETA. Ya sé que la organización terrorista no entregó las armas, pero lo grave es la falta de convencimiento en reconocer el mal que han hecho y pedir perdón por cada una de esas más de ochocientas víctimas. La condición para una paz verdadera y debida no es otra que el perdón: la solicitud de perdón por parte de quien ha atentado contra la paz, y la concesión del perdón por parte de aquellos que habían sido violentados. No hay paz sin reconciliación, y la paz nos urge. Mas la paz es imposible cuando las partes pretenden, cada uno por su lado, cubrirse de gloria y ocupar las páginas de la historia como vencedores.
Decía la santa en vida Teresa de Calcuta, bastión de la paz en el mundo y reconocida con el premio Nobel de la paz en 1979, que la paz comienza con una sonrisa. ¿Hay algo más simple que una sonrisa ni con tanto poder para abrir puertas? La paz va algo más allá de la no violencia. Hace dos años que no mata ETA, posiblemente porque tampoco se lo han puesto fácil las fuerzas de seguridad, pero la paz no sólo es ausencia de violencia, sino una acción positiva en la que medie el interés por el otro, la convivencia y el respeto para que esa paz se consolide como la ansiada paz debida.
El hombre, desde casi el mismo nacimiento potencia el mi hasta convertirse en el ególatra que somos: yo, mi, me, conmigo. Así no llegamos a ningún lugar. La consecuencia de todo eso es mirar al otro como a un rival e incluso como a un enemigo, cuyo paso siguiente se vincula con la mentira, el fraude, la apropiación indebida, los bienes ajenos, el robo, la muerte, la venganza… La paz empieza en el corazón de cada hombre hasta que por ósmosis se convierte en algo generalizado. “Mirad cómo se aman”, decían de los discípulos de Pablo. Si la paz es un bien debido y deseado, el medio para alcanzarla está en la reconciliación, la verdad, el equilibrio, la justicia y la solidaridad: “perdónanos, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, esta es la clave.
¿Existe la paz o es solo una palabra sin sentido?
ResponderEliminarQuerido Francisco ¿donde se esconde la paz?
Desde que tengo uso de razón escuché hablar de paz y...sigo escuchando esa palabra imponderable pero que no logra un desempeño protagónico al no dársele la oportunidad por no haber treguas entre un episodio violento y otro que impiden su actuación. ¿ podremos verla alguna vez?
¡Tienes mucha razón en lo que afirmas en tu post! Te mereces un beso
Juliana
Mas que un beso...es que en este blog se respira paz..y un amor como quedan pocos...Sin duda si Camelot hubiera existido en esta época, Francisco hubiera sido uno de los caballeros de la mesa redonda...ojalá hubieran millones con el pensamiento tan claro y puro como el tuyo...bss
ResponderEliminarEn ocasiones, cuando hablamos de paz, algunos quieren decir otras cosa, con el tiempo se han acostumbrado a vivir en situación de conflicto, para parecer que piden lo que no quieren argumentan que hay que pedir perdón, dejar las armas, disolverse, hacerse el harakiri, marcharse, etc..., son demasiadas cosas para aquellos que CREEN que INTENTARON hacer el bien a su pueblo, ya conocemos la historia, lo jodieron bien a ellos (vascos) y a nosotros (resto del país); como dices, de momento, solo pido dos cosas: esa sonrisa en forma de manifiesto diciendo que dejan de matar y segundo: que se sepan que aquellos con delitos de sangre han de pagar sus actos.
ResponderEliminarNo dejo de olvidar que allá por los años 60 y 70 luchábamos contra un enemigo común, la dictadura, luego cada uno siguió su camino diferente.
Tienes tanta razón en lo que expones, la paz debe surgir en cada individuo para luego extenderse entre todos. Lo difícil es el perdón, porque seguramente a aquellas personas a las que les han matado a sus familiares les costará perdonar y olvidar. Lo importante es que esa etapa de violencia quede en el pasado por el bien de todos.
ResponderEliminarUn beso.
"Mirad como se aman..." Yo no pido tanto como eso, simplemente respeto hacia los demás, nada más y nadas menos: respeto.
ResponderEliminarPara Libia creo que es un mal comienzo ese linchamiento. En cuanto a ETA les costará mucho a los asesinos convencerse del mal que han ocasionado y también las víctimas otorgar el perdon. Un abrazo
Suscribo estas palabras salidas del corazón y que es deseo de todos.
ResponderEliminarNunca la devenganza podrá suponer una victoria y quien ha de pedir perdon son los terroristas de ETA, que no lo han hecho.
Deseo que sigas bien.
Buenos deseos
ResponderEliminarQue normalmente quedan en eso: buenos deseos.
Pero si nadie pensara como tú cuantos más pensarían en violencia.
Vamos Francisco, ten fe,
que los violentos
no son tantos, apenas unos pocos.
Lo que pasa es que hacen tanto daño.
Tengamos fe
Tamally maak
Para perdonar tiene que haber gente dispuesta a pedir perdón, y eso...lo veo difícil. No hay más que ver las caras y las evasivas de abertzales a los que se les pregunta en el país vasco si condenan la violencia, etc. ETA, de cara a la galería, no puede quedar como derrotado sino como un grupo de valerosos gudaris que deciden un buen día dejar de matar. Y nada más.
ResponderEliminarUn saludo
Paz. Cuánta violencia para lograrte.
ResponderEliminarTienes razón Francisco, la paz es una palabra de tres letras, tal fácil de decir, y tan difícil de expresar. Hay que abrir los corazones
ResponderEliminaral cariño y la amistad para poder interpretarla.
Qué tendrá la fé de quienes la portan, que "in illo témpore" alguien dijo esa frase que tú mencionas, viendo a los discipulos de Pablo: "mirad cómo se aman". Te felicito,
un fuerte abrazo.
Aquí, Francisco, no hay conflicto, no hay dos partes enfrentadas, hay una banda de asesinos de un lado y nosotros de otro que somos las víctimas.
ResponderEliminarNo, no hay perdón posible, debe haber entrega de armas y disolución. Esto no se puede acabar como si nada, no hay borrón y cuenta nueva. Y no hay que firmar ninguna paz pues no ha habido ninguna guerra.
Deben quedar como derrotados.
Ah, y matar a un bebé o secuestrar a Ortega Lara no es luchar contra el franquismo.
Saludos.
Hola!!!! Por desgracia... creo que en este mundo en el que nos ha tocado vivir, nunca podremos hablar de paz absoluta!!!! Los humanos somos demasiado complicados e incorformistas para que nunca pase nada. Una pena Francisco, porque como bien dices... una sonrisa a tiempo puede limar asperezas pero somos así de imperfectos.... SIEMPRE A MONTAR JALEO!!!! besitos y saluditos muy cariñosos desde un Cáceres un tanto lluvioso.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, Francisco. Mientras que lo primero que hagamos al levantarnos es mirarnos al ombligo y no pensar en los demás, sino en lo que nos interesa, en lo que más nos conviene, poca paz tendremos. Las imágenes de Libia, espeluznantes: ¿Qué futuro de paz le espera al pueblo libio? Lo de ETA es un principio, pero el dolor que han desparramada en más de 40 años de violencia no puede quedar en el olvido. Como bien apuntas en plabras de la madre de Calcuta: empezemos por sonreir. Buen día.
ResponderEliminarLa palabra paz ha sido demasiado manoseada, la decimos ya con mucha ligereza, realmente ya nadie sabe muy bien lo que es, todos la queremos pero ninguno lucha por ella, queda muy bonito hablar de paz pero..solo es eso, palabras.
ResponderEliminarLa paz querido amigo es fácil hablarla y difícil hacerla...
ResponderEliminarno sé la violencia invade nuestro mundo cada día mas ..el egocentrismo, el individualismo y el relativismo.
espero que los bloguers al menos intentemos ir contra corriente..
Un beso
La paz llegará al mundo cuando todos y cada uno, antepongamos las necesidades de los demás a las nuestras, no le hagamos a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros, seamos menos egocéntricos, menos ambiciosos y menos materialistas.
ResponderEliminarY repartamos sonrisas por doquier, y amor a manos llenas. ¿Cuando será eso????????
Suludos de PAZ.
Cada uno de nosotros habría de convertirse, con una fresca y hermanada sonrisa, en una chispita que contagie paz y alegría. Sé que somos más los que la amamos -la Paz- que aquellos que la desprecian. Tú haces lo que te corresponde, y vamos a unirnos a tus clamores de Paz.
ResponderEliminarUn abrazo.
una acción positiva en la que medie el interés por el otro, la convivencia y el respeto para que esa paz se consolide como la ansiada paz debida.
ResponderEliminarel medio para alcanzarla está en la reconciliación, la verdad, el equilibrio, la justicia y la solidaridad: “perdónanos, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”
Así es Francisco.
Sé que la violencia de la muerte de Gadafi no esta bien, no ha sido lo adecuado, ha sido horrible, pero hay que entender también la posición del otro, la rabia sentida por la incomprensión de Gadafi y no estar abierto al cese de la violencia, él no dejo otra forma, la formo en cierta medida.
Lo podían haber detenido y luego que... crímenes de guerra, cárcel...seria lo + adecuado. Pero a veces lo + adecuado no parece tener puertas abiertas porque la sabiduría, la comprensión, el amor es nulo y ante ello...
Me quedo por lo dicho por ti y aquí señalado porque así lo entiendo yo.
Un abrazo para ambos.
Me uno a ti y a todos los que deseamos la PAZ.. beso
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