Tú y yo somos de otra
latitud,
pero igualmente nos
emocionamos
con el swing que aprendimos
viendo a Glenn Miller en el Cinema
Moderno
y que moviliza a otros
pueblos.
Éramos casi adolescentes
cuando bailamos esos ritmos
por primera vez
e hicimos de ellos nuestra
identidad.
Aunque impostada,
nos sentíamos los reyes de
la pista
y la manera públicamente
permitida
de estar tan íntimamente
juntos
y rozarnos con el mismo
frenesí
de la música y sus secretos.
Aquella música, aquellos
ritmos
que nos mostraba el cine
y que hacíamos nuestros
como peculiar seña de
identidad.
Yo era más del rock and roll, aunque aquellos bailes de los hermanos mayores ya apuntaban en la misma dirección locuela: divertirse a base de ritmos trepidantes.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Recibí la influencia de un salón de baile que tenía mi abuela, donde eran frecuentes todos los ritmos.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Es el ritmo que marcó el antes y el después del baile. La liberación de los movimientos. Alegría y explosión de energía
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Sara. Es el precedente del rock y de otros bailes de contundencia física, que aquí llegó a través del cine norteamericano.
EliminarUn abrazo.
Creo que somos de épocas parecidas, comencé a bailar a los 14, con chicas y amigos de barrio que tenían 17, era muy alto y aparentaba esa edad.
ResponderEliminarPor aquí los bailes de carnaval movilizaban multitud de jóvenes.
Bailabamos rock, y lentos. como el conjunto de Los Plateros, el trío de los Panchos con sus boleros estos últimos.
Lo único que no tenía a esa edad era mucha labia para platicar con mis compañeras de baile.
Recuerdos de tiempo felices...Aún hoy gracias a Dios, puedo ir a bailar con amigas de mi edad, y sigue siendo un disfrute compartido.
Un abrazo desde Argentina Francisco.
Miguel, quienes empezamos a bailar pronto nos encontramos con la dificultad de ser demasiado jóvenes para lo complementario; pero que nos quiten lo bailado.
EliminarUn abrazo desde Sevilla.