A la una, en la cuna.
A las dos, brilla el sol.
A las tres, sueña otra vez.
A las cuatro, un albatros
con zapatos.
A las cinco, con ahínco.
A las seis, merienda tenéis.
A las siete, otro sonsonete
del soniquete.
A las ocho, leche con
bizcocho.
A las nueve, el nene se
mueve.
A las diez, ¡rediez,
pesadillas otra vez!
A las once, bosteza la
abuela Conce.
A las doce, se ha dormido,
no lo roce.
Menudo trajín. Y eso que todavía faltan las medias y los cuartos.
ResponderEliminarA menos cuarto, de natillas ando harto. Jejeje.
Dile al sol que no madrugue tanto.
Un abrazo, Paco.
Veo que te ha hecho feliz rejuvenecer y balbucir las horas. Me complace que progreses adecuadamente, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Dormidito y feliz...
ResponderEliminarUn beso.
Este es el fin de este juego, Amapola, que se quede dormidito y feliz nuestra criatura.
EliminarUn beso.
Bonita y divertida nana.Saludos
ResponderEliminarFalta hacerle la prueba, Charo: cántasela a un bebé y si se duerme rápido podremos patentarla. Mil gracias.
EliminarUn abrazo
Ay! Me a devuelto al olor de la inocencia y a la suave piel de un bebé.
ResponderEliminarDe vuelta por estos lares, un placer volver a leerte.
Un original y simpático poema
ResponderEliminarUn abrazo
Los Poémas siempre son bonitos...abrazos
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