18 septiembre 2019

LIBRE EN SU INDIGENCIA




No forma parte del mobiliario urbano,
pero es tan invisible como cosificado;
tanto, que él mismo ha llegado a creerse
parte del paisaje y no del paisanaje.

En algún recodo del camino ha perdido
sus raíces y el vínculo social
que lo dignificaba;
ahora es infrecuente su aseo
y ha asumido para el resto de viandantes
la indignidad de ser molesto:
maloliente, greñudo, abandonado a sí mismo…

Respira como animal herido,
sueña con la patria que idealizan los himnos,
pero ha olvidado la musicalidad
y la letra de la nana con la que le dormía su madre,
se hiere y sangra, pero su fluido no llega a tibio;
se siente solo en medio de la multitud,
pero se sabe libre y dueño en su indigencia.

6 comentarios:

  1. Algunos, en su hipocresía política, pretendían llevárselos del centro de la ciudad a las afueras para que no dieran mala imagen de cara al turismo. Esa es la manera que tienen algunos de combatir la pobreza.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Los hay que suelen ocultar bajo la alfombra en lugar de analizar las circunstancias y poner remedios, Cayetano.
      Un abrazo.

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  2. No he realizado ningún trabajo de campo para saber si los indigentes se sienten libres y dueños de su indigencia, puede que alguno, el resto dudo que así lo sea, aunque a la fuerza ahorcan.

    Un abrazo.

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    1. Las entidades que salen en auxilio de estas criaturas hablan de la enfermedad mental como denominador común, pero o porque todos hayan llegado por esa vía, sino porque no se puede vivir en la calle y no hacer una enfermedad mental. Los orígenes son muy diversos, pero en un número importante por las adiciones, desahucios, falta de trabajo y vivienda...
      Un abrazo.

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  3. Que triste tener que llegar a una situación así tan indigna para un ser humano... se penaliza para quienes abandonan a sus mascotas y enseguida acuden los amantes de los animales para llevarlos a refugios y darles mejor vida, pero, ¿ que ocurre con estas personas abandonadas? Nos hemos deshumanizado.Saludos

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    1. Totalmente, Charo, nos hemos deshumanizado totalmente. Cuando veas a uno echado en cualquier rincón a pleno día o durmiendo al sol, piensa que estuvo toda la noche caminando para no quedarse helado, por eso se echan a dormir de día, según el clima. También encuentran el inconveniente de los gamberros que les atacan y les roban o quedan sus escasas pertenencias. Es verdad que mucho no quieren salir de la calle para entrar en una institución y perder su libertad, pero ¿qué podemos pedirle a una persona que ha perdido el control de su mente?
      Un abrazo.

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