No forma parte del
mobiliario urbano,
pero es tan invisible como
cosificado;
tanto, que él mismo ha
llegado a creerse
parte del paisaje y no del
paisanaje.
En algún recodo del camino
ha perdido
sus raíces y el vínculo
social
que lo dignificaba;
ahora es infrecuente su aseo
y ha asumido para el resto
de viandantes
la indignidad de ser
molesto:
maloliente, greñudo,
abandonado a sí mismo…
Respira como animal herido,
sueña con la patria que
idealizan los himnos,
pero ha olvidado la
musicalidad
y la letra de la nana con la
que le dormía su madre,
se hiere y sangra, pero su fluido
no llega a tibio;
se siente solo en medio de
la multitud,
pero se sabe libre y dueño
en su indigencia.
Algunos, en su hipocresía política, pretendían llevárselos del centro de la ciudad a las afueras para que no dieran mala imagen de cara al turismo. Esa es la manera que tienen algunos de combatir la pobreza.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Los hay que suelen ocultar bajo la alfombra en lugar de analizar las circunstancias y poner remedios, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
No he realizado ningún trabajo de campo para saber si los indigentes se sienten libres y dueños de su indigencia, puede que alguno, el resto dudo que así lo sea, aunque a la fuerza ahorcan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las entidades que salen en auxilio de estas criaturas hablan de la enfermedad mental como denominador común, pero o porque todos hayan llegado por esa vía, sino porque no se puede vivir en la calle y no hacer una enfermedad mental. Los orígenes son muy diversos, pero en un número importante por las adiciones, desahucios, falta de trabajo y vivienda...
EliminarUn abrazo.
Que triste tener que llegar a una situación así tan indigna para un ser humano... se penaliza para quienes abandonan a sus mascotas y enseguida acuden los amantes de los animales para llevarlos a refugios y darles mejor vida, pero, ¿ que ocurre con estas personas abandonadas? Nos hemos deshumanizado.Saludos
ResponderEliminarTotalmente, Charo, nos hemos deshumanizado totalmente. Cuando veas a uno echado en cualquier rincón a pleno día o durmiendo al sol, piensa que estuvo toda la noche caminando para no quedarse helado, por eso se echan a dormir de día, según el clima. También encuentran el inconveniente de los gamberros que les atacan y les roban o quedan sus escasas pertenencias. Es verdad que mucho no quieren salir de la calle para entrar en una institución y perder su libertad, pero ¿qué podemos pedirle a una persona que ha perdido el control de su mente?
EliminarUn abrazo.