04 septiembre 2019

BELLEZA PARALIZANTE




No logro recordar
la conversación de aquella tarde
en París;
pero no puedo olvidar
el timbre de tu voz
ni el brillo de tus ojos;
tampoco mi estado de hibernación frente a ti.

Nadie dará por válido este testimonio,
pero tampoco necesito que nadie
apruebe o rechace lo que manifiesto.

De nuevo frente a ti
y la perplejidad me atenaza
como se rinde a los rayos del sol
el más violento guerrero
o se licúa el metal más duro
en el alto horno de tu presencia.

Vuelvo a tenerte a mi alcance,
frente a frente,
pero me inmoviliza este abismo
que se abre frente a nosotros,
turbado por tu belleza.paralizante.

8 comentarios:

  1. Hermoso y apasionado poema,amigo Francisco. Cómo me gusta leerte!

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    1. Muchísimas gracias, Juan. Uno escribe para esto: para satisfacer su propia capacidad y para satisfacer a quien lo lee.
      Un abrazo.

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  2. Un rostro agraciado puede ablandar el acero y el alma. No hay rival.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Tienes razón, Cayetano. No estuve en París pero la conozco por las muchas reproducciones en todos los medios.
      Un abrazo.

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  3. No me extraña nada esa tu turbación ante la contemplación de una obra de arte tan maravillosa.Saludos

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  4. Adoro tu capacidad de exaltar la belleza en todo lo que elijes como objeto de tu inspiración.
    Un abrazo.

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    1. Te agradezco esta confesión, Sara. Podría también optar por el feísmo, pero creo que ya hay demasiado desagradable en el día a día como para no poner la mirada en algo mucho más agradable.
      Un fuerte abrazo.

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