Silencio profundo, almas en
vuelo,
despojos que se hacen
podredumbre
camino de la nada, al
encuentro del Todo.
En las lápidas, promesas de “no
te olvidan”
que nadie ha medido ni ha
cumplido,
ya que el vivo alivia su
primer desconsuelo
y el muerto guarda silencio
para siempre.
Por el oscuro vació de la
vida,
una tras otras, se
desvanecen las sombras,
y un cierto consuelo
sobrevuela los días
endulzando el duelo y tamizando
el pesar:
una triste realidad que va
imponiendo su ritmo
en quienes prometieron no
olvidar nunca
y ahora, como es costumbre
desde siempre,
se alivian en su sutil desmemoria.
Campo de silencio, el reposo
eterno de los muertos.
Donde habita el olvido, que diría Sabina, que dijo Cernuda, que ideó Bécquer.
ResponderEliminarEl sitio más tranquilo de mi localidad.
Un abrazo, Paco.
Lugar muy triste para mí.Saludos
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