La carpa azul de mi primo Paco nos está dando mucho juego este verano. Hace unos días cambiamos de menú y de asentamiento, desplazándonos un poco más hacia el levante. Pronto programaremos otra moraga, pero en esta ocasión, casi con los mismos componentes, fue a base de fiambres: montaditos de jamón, queso manchego, queso fresco con anchoas, montaditos de caballa en aceite, melón con jamón, queso con membrillo… Todo arrancó con la compra de una paletilla a la que se sumaron otros aditamentos. En dos cestas de goma las bebidas metidas en hielo: las provisiones líquidas y sólidas sobrepasaron al apetito.
Pero como he dicho en otra ocasión, la comida es la escusa y el encuentro el verdadero gozo. Paco es una de las personas más extrovertidas que nunca me crucé en la vida, además de gozar de unas dotes organizativas a la que suma sus ganas y la voluntad de hacer a todos la vida lo más agradable posible. En un momento dado capitaneó al grupo de féminas y montó un aeróbic playero: todas las damas en semicírculo en torno suyo y él dirigiendo una tabla que más que gimnástica era de auténticas carcajadas a cada una de sus numerosas ocurrencias.
En un momento dado pasó por delante de nosotros un numeroso grupo de jóvenes haciendo carrera de fondo. Sin pensarlo, abandonó a sus pupilas y se puso al frente de la treintena de jóvenes corriendo por el rebalaje. Poco después se vio forzado a salirse de la formación y le recibimos con vítores de campeón. Cuando los jóvenes regresaban, antes de llegar a nuestra altura, sin previo aviso, cogió una bandeja de aperitivos y se metió por la formación como si se tratara de un avituallamiento repartiendo a dos manos: entonces, sin dejar de correr, fueron los jóvenes deportistas quienes le vitorearon.
Caía la noche y el cielo se vestía de tonalidades bermejas por el poniente, dando un halo de misterio y calidez a la noche. Se fue enfriando la arena y la brisa corría con un alto grado de humedad que nos hizo refugiarnos bajo la carpa azul y echarnos por los hombros la toalla. Las olas rompían con encajes blancos y la sonoridad característica. Todo estaba desierto, salvo nosotros y unos pescadores con caña cien metros a la derecha. Al fondo la luz tenue de un barco de pesca faenando y los leves destellos de las bollas de un criadero. Bajo la carpa, los chistes, las canciones, las ocurrencias y las risas: momentos inolvidables de los que se graban en el disco duro de la memoria.
¡¡Que bien os lo pasáis jodios!!
ResponderEliminarQue envidia más mala tengo de veros dios mio.
Que sigas disfrutando.
Jolín!
ResponderEliminarYa te vale, Francisco, todos los días igual! Y a nosotros con el colmillo largo!
Y por aquí encima, que no nos quitamos la chamarrita o el jersey de turno!
Pero mira qué te digo:
Que me parece una maravilla esto que haces, lo de contar los encuentros gastronómicos y amistosos con tu gente, casi haces que nos sintamos dentro de esa carpa azul, o del patio de Encarni, y que disfrutemos de todo, vamos, como si nos conociesemos de toda la vida!
Así que gracias!
Oye, y este primo tuyo, un crac, eh!
Un abrazote y a ver qué nos cuentas mañana...
;)
sigue con tus días de encuentros y con esas excusas de buen yantar (como dirías tú). Y que nosotros lo podamos seguir leyendo. Beso
ResponderEliminarEstupendo Francisco. Como canta el coro de MARINA, la estupenda zarzuela de Arrieta, "A beber, a beber, a apurar las copas de licor,que el vino hará olvidar las penas del amor". Por lo que cuentas la carpa hará olvidar las penas del amor y todas las que se presenten en la vida. Lo dicho: Salud y a gozar.
ResponderEliminarÁngel
Mi querido francisco, !Qué bien redacta usted!! se hace muy ameno cuanto escribe. Soy mujer que me crié en el mar más que en la montaña y eso de estar bajo la carpa lo he vivido tal como usted lo describe, pero eran una lonas viejas atadas con sacos, la pobreza de los años 50,60 no nos daba para más.
ResponderEliminarGracias por su comentario en mi blog, tengo vocaciones en el correo de mi apostolado, ponto espero tener una señorita de Miami, ya se que viene de lejos, en España tengo pocas, ya el Señor me las procurará.
Con ternura
Sor.Cecilia
Me olvidaba... Pasase por mi blog y busque el día 27 de junio una entrada en que doy un premio a los poetas y escritores con motivo de mis 60 años, me gustaría que lo tuviese, lo merece.
ResponderEliminarCon ternura
Sor.Cecilia
Hola Francisco!!!! Ya veo que el verano aunque con altas temperaturas no es excusa para dejar de pasarlo bien con la familia. Cualquier momento es bueno para compartir ocurrencias, chistes, buenos pinchos... y mucho mejor en la playa hasta el atardecer. No se puede pedir más, no te parece??? BESITOS Y SALUDITOS DESDE CÁCERES.
ResponderEliminarEsto es disfrutar del verano, así me apunto yo también, buena comida, buena bebida y buenos amigos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Francisco.
¡Que envidia me das! Sólo te digo eso . Un abrazo
ResponderEliminarHola, un gusto pasar a leerte. Te dejo un beso, cuidate.
ResponderEliminarVaya vaya Francisco...Nos estás acostumbrando a tu buena vida..y a degustar de los deliciosos platos de Paco..pero...puedo hacer una petición?
ResponderEliminarSi no es mucho pedir, un día podías servir un buen plato, rico y suculento y le tomas una foto y dices..."Esto es para mis fieles y consecuentes, (puedes agregar queridos o lo que gustes) seguidores de mi blog"...no es mucho o si?
jejejejeje es broma...me encantan tus entradas...
Besos
Algunos pueden pensar que me paso los días de comilonas y borracheras, pero lo que con mis torpes palabras trato de contar es la felicidad del encuentro. Gracias Emilio, Edurne, Tere, Pensionista, Sor Cecilia, Liova, Elena, Chelo, Poetiza y Mirella. Tomo la sugerencia de Mirella y quedáis todos invitados a la próxima fiesta.
ResponderEliminarno sé si lo pasarás de comilonas o borracheras, pero aún siendo así no tendría nada de malo. Disfruta, un beso
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