Julio y sus jornadas ardientes
del sol que agosta los campos
tamizando el verdor de mayo
en crisol opaco
de sed infinita;
ocres, las hojas
doblan a muerte incipiente;
mientras, la higuera cuaja
lo que fue promesa en fruto
y en agosto estarán prontos
para el soleado pasero.
¡Que bellos poema, apuntando promesas!
ResponderEliminarEn mi marco geográfico actual no se dan las jornadas ardientes ni se vislumbra la promesa de esos frutos, que tanto me gustan. Todos los años, por septiembre, hago higos confitados, de los que ya dí referencia en mi blog, al hablar de "larpeiradas" y mis vicios confesables.
Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo.
Y eso, todo lo que versas en este precioso poema, lo viví yo, verano tras verano, en la huerta de mis abuelos, de niña.
ResponderEliminarUn beso Fcº.
Los veranos... felices.. y luminosos
ResponderEliminarUn beso Francisco y buen veranito que se ve que estas disfrutando de él..
me gusta..
Entre higos, brevas e higos chumbos, podemos pasar el verano, al menos, agradablemente alimentados.
ResponderEliminarUn abrazo.
A ver si probamos tan ricos higos. Que sigas pasando un buen verano, ahora te saludo desde la tierra de Almeria donde estoy con mi familia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya...y me imagino que en agosto tendré que aguantarme las ganas de ver un buen plato de higos en almibar hecho por alguna amiga con dotes superespectaculares en gastronomías..mientras tanto la Mirella solo se puede dar un atracón con tus fotografías..que injusta es la vida!!
ResponderEliminarPues nada...también puedo degustar cada día de tus preciosos escritos y tu forma maravillosa de contarnos tus momentos..
Muchos besos..feliz día
Los higos son como la fotografía de unos recuerdos infantiles muy entrañables. Gracias.
ResponderEliminarCuando era pequeña, alli en mi querido Bermeo, cogia los higos y las brevas y las limpiaba en el rio antes de comermelas, todo un gustazo que nunca más he podido darmelo, ahora todo es diferente.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Ayer comí brevas. Me encantan los higos, y la mermelada de higo... hummmm!
ResponderEliminarYa te vale, majo, nos estás "cebando" virtualmente! Eso sí, muy bien rimado y estrofado!
Besos!
;)
Me encantan las brevas , me podría dar una panzada infinita , qué maravilla de naturaleza.
ResponderEliminarBesos (Reyes)
Ya he pillado unos cuantos. Están de vicio.
ResponderEliminarVengo a decite que corto y cierro hasta setiembre. Me alejo de este trasto, a cambiar de actividad. Si me contecto vendré a verte.
Un beso
Me habéis hecho feliz con vuestras respuestas, ha sido como dar en la diana del despertar del sabor añorado. No sé si de ese mismo racimo de la fotografía, pero en agosto los comeré e invitaré a todos quienes se acerquen por Marbella. La foto está tomada en el campo de mi primo Juan, donde tengo paso sin licencia.
ResponderEliminarNo soy muy de frutas, pero también tengo en el huerto una higuera de higos negros que en este momento tiene las brevas en sazón. Los higos vendrán más tarde y comeremos los que nos dejen los pájaros. Un saludo
ResponderEliminarTus versos me inspiran a deleitarme con el jugoso sabor de tan deliciosa fruta. Siempre es un placer leerte Francisco.
ResponderEliminarTe dejo un cariñoso abrazo y mi agradecimiento por tu lealtad.
!Vaya Francisco!!una sorpresa que me hable de higos, una fruta sencilla pero que son una delicia y prohibidas para los gorditos/tas jaja!!!. Encantador su poema, así los veré yo , aquí aún no he visto ni las bravas.
ResponderEliminarCon ternura
Sor.Cecilia
me hiciste recordar la casa de mis abuelos, había una higuera de higos negros en el fondo...pensar que a esa edad ni los miraba y ahora muero por los higos
ResponderEliminarbesos