El camino, que a la ida era tenebroso porque la luz del sol aún daba bostezos, se convirtió en fecundos valles orlados de frondosa y exuberante vegetación, que hacía alabanza a la generosa naturaleza, cuando el día logró rasgar el velo de la noche y la luz inundó de esplendor mis pasos.
Los miedos cedieron su lugar a la seguridad, las dudas a las certezas, la sospecha a la confianza, la vacilación a la certidumbre… y es que la luz todo lo transforma.
Si no tenemos certeza hacia dónde vamos, efectivamente las dudas se ciernen sobre nosotros en forma de sombras incoherentes.
ResponderEliminarLa claridad disipa estas dudas cuando son iluminadas adecuadamente.
un abrazo y feliz domingo
La luz lo transforma todo y entre luces y sombras nuestra vida va transcurriendo entre ratos alegres, tristes,buenos y no tan buenos. Como a todo el mundo, me gusta más el amanecer que el ocaso, pero cuando a veces me sumerjo en él me quedo embobada ante la oscura belleza que lo envuelve.
ResponderEliminarPrecioso post mi querido Francisco. Un fuerte y calido abrazo.
Muy cierto amigo, es así en la naturaleza y en la vida también.........
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