Dice el proverbio que hace más ruido un árbol que cae, que un bosque creciendo. Nos hemos acostumbrado a que lo noticioso sea el ruido y el escándalo, sin reparar en que ambos son las anomalías: que el niño muerda al perro, que algunos jóvenes hayan tenido que ser ingresados con coma etílico tras una noche de botellona, que un energúmeno mate a su mujer y luego trate de suicidarse –ojalá cambiara el orden-, que un policía trafique con drogas o un bombero sea pirómano… en suma, la excepción que confirma la regla.
Parece que todos los intentos de editar buenas noticias han terminado en fracaso, y es que lo que vende es el drama, la violencia y la salida de tono. Pero una cosa es lo que en las redacciones adquiere relevancia de primera plana y otra muy distinta que la mayoría de los humanos, afortunadamente, se conducen por pautan éticas y cívicas bien distintas. No hay más que ver la cantidad de jóvenes comprometidos que entregan su dedicación y su tiempo a mil causas distintas en un sinfín de ONG’s que trabajan por y en favor de los demás.
Hace unos días acudí a media mañana al teatro Quintero, de la calle Cuna, de Sevilla, a comprar unas localidades. A través de las tres puertas de cristales que dan a la calle comprobé que la taquilla estaba abierta. El primer intento fue fallido, y es que sólo estaba abierta la puerta central. La taquillera me atendió amablemente y me entregó las entradas que previamente había reservado. Antes de abandonar el recinto, como un empleado que accedió al vestíbulo en ese instante debió verme un tanto titubeante, y al comprobar que camino con la ayuda de una muleta, me preguntó: ¿quieres Vd. Que le abra la puerta que tiene rampa? No hace falta -le contesté-, sólo son tres escalones; lo que me ocurre es que estoy buscando dónde apoyarme para atarme el cordón del zapato que se ha soltado. Ante mi asombro, se echó al suelo, al tiempo que me decía: eso se lo arreglo yo de inmediato. Le insistí que no lo hiciera, pero era mayor su decisión y voluntad que mi poder de persuasión. Dicho y hecho. Luego me insistió que si quería salir por la puerta que tiene rampa para abrírmela.
Cuando tuve a aquel hombretón a mis pies, atándome los zapatos como si se tratara de mi propio hijo, sentí el mismo rechazo y emoción que sintiera Pedro poco antes de la Última Cena, cuando Jesús se echo a sus pies a lavárselos y éste quiso evitarlo. Sé que si los telediarios hablaran más del bosque que crece que del árbol que cae, serían menos las estridencias y se ajustaría más a lo que realmente sucede en la convivencia de cada día, donde la inmensa mayoría de la población está dispuesta a ayudar a quienes lo necesitan.
Tienes mucha razón Francisco, son mayoría los que se comportan dignamente, pero ¡hacen tanto ruido las estridencias!
ResponderEliminarBello gesto el de este Señor y lógico tu sentimiento.
ResponderEliminarSabes no se te acuerdas de Martín Delcalzo, el decía que la "hierba crece de noche"
No se ve. Solo tiene que zaper para ver la telebasura. ¿A quien le interesa lo bueno y lo bello? Eso no cotiza.
Un abrazo
Y si pones la oreja en el tronco del arbol, podrás oír los latidos de su corazón.
ResponderEliminarSi que es verdad que las noticias buenas y bonitas no son rentables, pero también creo, que si la gente que tiene el poder mediatico en sus manos, se acostumbraran a rescatar alguna que otra noticia buena, resaltando los valores morales de la gente de a pie, como este señor que te ató el cordon de los zapatos, otro gallo cantaría con un canto mucho más bello y fuerte.Estoy convencida que a la gente le gusta ser buena, solo necesitan un empujoncito para salir al ruedo, y demostrar que hay otra manera de sentir, de vivir y de expresar lo que sienten.
Un fuerte y calido abrazo
"el mayor entre vosotros sea el último de todos y el servidor de todos" (Mt 23,11).
ResponderEliminarEstá creciendo un bosque. No crece solo.
Crece en mil lugares y personas que lo intentan, que viven tomando conciencia de lo que es sostenible para todos...
Un abrazo y no te resistas al cariño y atención que te regalan :)
Siemprpre tuve la convicción que la bondad supera numéricamente a la maldad, pero esta se manifiesta astuta y tenáz y sus luces llaman más la atención para el convencimiento y la divulgación.valiénmdose de ellos para sumar adeptos.
ResponderEliminarEs un enmigo dificil de vencer pero si perseveramos en conbatirla, algo lograremos. ¡A luchar con fuerza¡.