El ayuntamiento hispalense ha descubierto en esta legislatura que tenemos una ciudad absolutamente llana, un clima con escasa pluviometría, la carestía incesante del combustible, las dificultades crecientes del aparcamiento y lo saludable que para el corazón resulta mover las piernas. Pasada la prueba de los primeros kilómetros de carril bici y la cantidad de ciclistas que tomaron las calles, ahora son ya 77 km. de arterias verdes los que recorren la ciudad, y prometen que pasarán a ser 120 km. en la primavera de 2011.
A la generalización de este medio de transporte y ocio ha contribuido el servicio de alquiler de bicicletas de SEVICI, con estacionamientos distribuidos por toda la ciudad y gratuidad de la primera media hora, lo que significa que quien usa la bici para trasladarse a estudiar, trabajar, hacer ejercicio físico moderado o a hacer un recado, tiene el transporte gratuito a condición de que él ponga la energía. Hasta ahí perfecto. Lo que no es perfecto en ocasiones es el trazado de los carriles, los árboles y las farolas en medio del camino, los pasos de cebra, las paradas de autobús en el trayecto y, por encima de todo, la educación cívica de ciclistas y ciudadanos. Obviamente no todas las calles disponen del carril específico, y entonces es cuando el intrépido ciclista circula por donde se le antoja –aceras incluidas-, a favor o en contra del sentido de la circulación y serpenteando entre los coches y las personas. Ni hablemos de la velocidad de aquellos que se creen emparentados con Perico Delgado, Induráin o Contador.
Y el planeta dá a nosotros muchas gracias, no?
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