Opulento moral infecundo, de
ramas robustas
y hojas apaisadas como
atardeceres dilatados,
sombra contundente y cobijo
de mi ocio,
de mis lecturas y borradores
junto al estanque
de estas mañanas de estío
pisando la hierba con los pies desnudos;
música en tu copa agitada
por la brisa
en un tenue adagio que evoca
el paraíso.
Si no existieras tendría que
imaginarte,
pero es tan singular tu
presencia,
tan acogedor el abrazo en el
que me acunas,
que difícilmente puede haber
alternativa
y acabar esta fidelidad que
nos une.
En ti, bajo ti, quizás por
ti, mi decir fecundo,
esa inspiración que soplas a
mi oído
y me colma de dicha,
aunque no siempre sea certidumbre
y tino.
Moral. Me confundió la polisemia.
ResponderEliminarCuidado con las manchas de las moras maduras. Otra maldita polisemia.
Un abrazo, Paco.
La pluralidad de significados da mucho juego, Cayetano, algunos para bien y otros para mal, pero siempre creativos si se trata de un ejercicio lingüístico.
EliminarUn abrazo.
Quizás por ti, junto a ti, hacen morada las moiras a la sombra del moral.
ResponderEliminarPor destino, un abrazo
Por mor de Merche más de una vez, que son muchas, más me divierte su comentario que mi poema.
EliminarUn abrazo destinado a ti.
Un paisaje poético, muy bien acompañado por la imagen.
ResponderEliminarAbrazo.
Es un lugar físico y concreto donde leo y me inspiro, Sara.
EliminarAbrazos.
Un bello árbol bien se merece tu poema.Saludos
ResponderEliminarYa lo creo que se lo merece por esa sombra tupida, por su cobijo y por la paz que respiro a su sombra.
EliminarUn abrazo.