La ausencia es presencia
perdida,
robada a las miradas
complacientes,
es mirada ciega, mirada huida
que se llena de dolor e
inconvenientes;
mi exigencia, por tanto, es
asumible
si tenemos en cuenta que en
el amor,
aunque no haya roces, ¡oh
voz audible!
se torna magíster, maestra,
portador
del sentimiento que en vano
se resiste
y en cercanía adquiere todo
su valor.
La única ausencia que me gusta es la del dolor.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Hasta en esta faceta ya estoy acostumbrado.
EliminarUn abrazo.
La ausencia es un vacío, que no debería doler por vacío. Sin embargo duele.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, Sara, duele. Claro que duele.
EliminarUn abrazo.