He vuelto por Ojén
y todavía percibo las
huellas
de mis pasos de niño por sus
calles,
la plaza y Los Chorros.
Sol pleno, justiciero astro
veraniego
que ilumina sus paredes
enjalbegadas
e inunda de blancor
resplandeciente
y cegador.
Pocos bares abiertos
y un comercio en retroceso,
con un supermercado de grado
medio
y una multicolor tienda de
chinos
en guardia permanente;
la mayor concurrencia a las
puertas del médico,
los niños en la escuela de
verano,
los padres trabajando
y la soledad dando
esquinazos al sol
del medio día.
Por mi memoria, como cuentas
de un collar,
los nombres de quienes se
fueron para siempre
y en viva voz los encuentros
fortuitos
de aquellos que me reconocen
y sus correspondientes
saludos efusivos
que mantienen las constantes
de antaño.
Ida y vuelta
ResponderEliminarViajes, retornos y reencuentros (como diría tu amigo Cayetano).
Un efusivo abrazo
Un efusivo abrazo, Merche.
EliminarY las seguirás percibiendo siempre que vayas...
ResponderEliminarSeguro que sí, porque de hecho forman parte de mí.
EliminarUn abrazo.
Imagino cuánto lo habrás disfrutado.
ResponderEliminarPues si, es fácil porque todos tenemos algún referente similar. Muchísimas gracias.
EliminarUn abrazo.
Vengo a desearte unas Felices vacaciones, por lo que veo has vuelto al pueblo a donde te vio nacer.
ResponderEliminarLos recuerdos vienen a la memoria y retrocedes a aquellos tiempos en que vivistes la infancia y la juventud.
Besos
Uno es como los elefantes, querida amiga, que vuelve siempre al origen.
EliminarBesos veraniegos.
Me falta, me falta, recorrer Ojén. Saludos
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