Cántame una canción que
hable de tu estirpe,
aunque no me cuentes dónde
anidas,
una canción con la que
identificarte
o una secuencia de trinos
que será
en mi oído tu melodía para
siempre.
¡Oh pájaro vulgar, no
identificado por mi ignorancia!
En el azul del cielo planea
la primilla
escaneando por cada vericueto
cuanto divisa
hasta localizar un banquete.
En la retama se abre
incipiente una flor violácea,
a la que se aprestan a coro
las abejas
en formación de libar. En el
regato bebe una cabra
sin perder de vista a su
juguetona cría;
exhala el tomillo su
penetrante aroma
y su presencia se magnifica
con acento inequívoco y
autóctono.
Por aquí y por allá,
agujeros que podrías ser madrigueras;
en la vereda, cagarrutas que
evidencian
la presencia de conejos, a
los cuales oteará la primilla.
Desde lo recóndito, el
estampido de un rayo
que todo lo subvierte
abriendo el velo celeste;
de repente, toda seña de vida
animal
ha desaparecido. Tan solo
las rocas y la vegetación
han quedado impasibles,
aguardando, silentes.
Qué mejor canción que la que nos regala la naturaleza. Y nunca pasa de moda.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Es verdad, Cayetano, nunca pasan de moda.
EliminarUn abrazo.
¿Un trinar?, por ejemplo 'Ancares'.
ResponderEliminarUn cucurrucucuabrazo
Los sonidos del monte como los aromas son casi infinitos, Merche.
EliminarUn abrazo.
Las cigarras en el campo entonan un bello "cantar". Saludos
ResponderEliminarLas cigarras y un ejército casi interminable de especies animales, Charo.
EliminarUn abrazo.
Tu mirada abarca todos los temas, mostrando un cuadro maravilloso aves, plantas y flores en armonía. Tu pájaro desconocido podría ser una calandria, gran imitadora hasta del silbido humano que abunda por aquí. Gracias por tan bella poesía. Beso
ResponderEliminarGracias a ti, Rosa María, por sintonizar tan bien conmigo y venir a leerme.
EliminarBesos.