"¡Delicia grande la de ahogar la mirada en lo inmenso del cielo y del mar! ¡Soledad, silencio, castidad incomparable de lo cerúleo! Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable.."
Mirar al firmamento es perderse y es encontrarnos con nuestra escasa realidad, apenas un acento diacrítico en una novela de mil páginas. Muchas gracias, Merche. Un abrazo.
Tienes suerte de poder contar estrellas, hace mucho tiempo que en mi horizonte no veo ninguna, cosas de la contaminación.
ResponderEliminarSaludos
Tienes mucha razón, Emilio. Y lo peor es ¿qué le vamos a dejar a nuestro nietos? ¡Dios mío!
EliminarUn abrazo.
Siempre nos sentimos poca cosa cuando contemplamos las estrellas; pero un sentimiento de paz nos invade.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Sin duda alguna. No es una grandeza que humille sino una inmensidad que engloba y nos hace formar parte de ella.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
"¡Delicia grande la de ahogar la mirada en lo inmenso del cielo y del mar! ¡Soledad, silencio, castidad incomparable de lo cerúleo! Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable.."
ResponderEliminarUn abrazo constelado.
Mirar al firmamento es perderse y es encontrarnos con nuestra escasa realidad, apenas un acento diacrítico en una novela de mil páginas.
EliminarMuchas gracias, Merche. Un abrazo.
Comparándonos con el infinito universo somos menos que un grano de arena pero somos parte de esa maravillosa creación.Saludos
ResponderEliminarY somos, Charo, la convicción de que sin ese grano de arena no sería el mismo universo.
EliminarUn abrazo.