Otra vez el verano,
otra vez el sudor y el sopor
emergiendo desde lo interno,
buscando en las raigambres
de lo desconocido
o ambientación cotidiana.
Otra vez la luz madrugadora
y la luz remolona del ocaso
estirando el día;
en su mansión palaciega
y dilatada de agitación,
mientras la noche es suspiros
de dama de noche y el jazmín
en competencia.
Otra vez el verano,
otra vez los ensueños
con las vacaciones escolares,
jugueteando a proyectándose
en las vivencias
de los nietos y sus
carantoñas.
Solo son tres meses, aunque parezcan varios más.
ResponderEliminarUn saludo
Efectivamente, Emilio, tres meses escasos que son los que se corresponden con las vacaciones escolares.
EliminarUn abrazo.
Y Paco en su Marbella, tan ricamente.
ResponderEliminarUn abrazo desde Soria
Ni en la pobreza ni en la Jet, en ese virtuoso y desapercibido término medio donde dicen que habita la virtud, pero que en verdad lo hacen las cuerdas renuncias, Don Cayetano Pedro Núñez y de Fuentermegil.
EliminarA sus pies.
Otro verano que pronto pasará también.Saludos
ResponderEliminarLos días son una persecución incesante, querida Charo.
EliminarUn abrazo.
Una descripción poética aunque no carente de agobio. Aquí el invierno hace de las suyas y el sol duerme más por las mañanas y se acuesta temprano dejando paso a las intensas heladas. Me encantó porque me encanta el verano aunque agobie. Abrazo
ResponderEliminarLas dos caras de los dos hemisferios: mientras unos buscamos la sombra y un respiro, otros arroparse para escapar del frío. Y así nos intercambiamos las sensaciones a lo largo del tiempo.
EliminarUn abrazo.