Si amasáramos en la misma
artesa
la harina de las fatigas de
la vida
con el agua y la levadura de
la esperanza,
nos saldría un pan como un
sol
o como la estrella polar,
como ázimos con los que
regenerarnos
sin considerar que son
muchos
los quebrantos que nos tocó
vivir,
ni tomar en cuenta la
gratuidad de lo alcanzado.
Si en el amasijo de nuestra
elocuencia
dejáramos abierta la espita
del agradecimiento
y ocasionalmente cerrada
la de las muchas
reivindicaciones,
si tuviéramos costumbre de
pesar
los favores como pesamos los
pesares,
si por un momento nos
viéramos
agraciados en el espejo del
río que vadeamos,
si mirásemos más al otro
que a nosotros mismos,
si siendo figurantes no nos sintiéramos protagonistas
sino comparsas de un todo
único,
gozaríamos de ese pan
nuestro de cada día,
aunque este fuera un trozo
de mendrugo.
Hola Francisco, tu poema de hoy hace reflexionar y mirar dentro del alma aquello que como la luz del sol perdura por siempre... si pensásemos que solo aquello que hemos hecho y sembrado con amor es lo que hay de bueno en nuestra vida, nos comeríamos el mendrugo del pan duro, como exquisito manjar.
ResponderEliminarCreo que aún en los momentos más duros o cuando vivimos sin esperanzas... es bueno mirar dentro de nosotros, porque todos llevamos la semilla divina del amor y en los que nos rodean, también hay esa misma semilla.
Mª del Carmen, mi argentina bonita, me gustaría que con tu alma de albura, vieras cuanto amor hay en aquelos que están cerca de ti... y eso es lo importante y lo único que nos podremos llevar en la mochila de la vida cuando huya la vida que nos habita.
Solo una sonrisa, una caricia en la mano que se acerca a ti, amasa el pan de tu amor, con el dolor que puedas tener y haz que una nueva estrella brille en tu alma cuando sonrías o roces esa mano que te da su calidez.
Te quiero mi niña, solo puedo ofrecerte palabras, pero en cada una de ellas pongo todo el amor que supiste sembrar en mí y es una divinura que guardo en la cuna del alma.
Apapachos con todo mi cariño, y siente la caricia que desde mi corazón te envío.
Ángeles
Te pido perdón por no haberte respondido antes a tan precioso comentario.
EliminarApapachos.
Totalmente de acuerdo. Besos.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Mi agradecimiento y un beso azul para ti, Amapola.
EliminarPero pecamos casi siempre de mirarnos nuestro propio ombligo sin importarnos el prójimo. Y así nos va.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Recuerdo que en mi infancia, cuando la gente tenía muchas menos cosas, tenía mucho más que dedicar al otro.
EliminarUn abrazo.