Dímelo tú, Beba, ¿de dónde
ese caudal
de piedras preciosas con las
que
has empedrado tu calle,
al enlosar el camino al
paraíso?
¿De dónde las semillas de
ese jardín
de palabras meladas con las
que endulzas
la vida de quienes te
rodean?
Imagino que te has bañado en
el mar
y al día siguiente amaneció
la playa
sembrada de pétalos,
acarreados sobre la espuma
de las olas
como cuando en el cuarto
oscuro de la madrugada
se peinan las sirenas en el
espejo del agua.
Dime cómo hacer un diccionario
propio
con tu vocabulario. Dime
cómo sellar
de forma indeleble tus
palabras en cada amigo
para que todos puedan
identificarse con ellas,
sin conocer de ti otra
dimensión
que la anchura Atlántica que
nos separa.
Dímelo tú, Beba, ¿cuánto de
embrujamiento
hay en tus palabras y cuánto
en tu sonrisa?
Poesía en estado puro.
ResponderEliminarUna delicia leerte.
Muy logrado eso de "en el cuarto oscuro de la madrugada
ResponderEliminarse peinan las sirenas en el espejo del agua."
Un abrazo, Paco.
Hola mi dulce amiga... Las olas del mar, rizadas con blanca espuma repiten tu nombre en su devenir, cuando la playa está bañada por luz de luna, te veo en la lejanía emergiendo del mar, hablando con las sirenas y Poseidón...cantando bajito una melodía de hechizos y bellas palabras que atravesando el Atlántico, llegan aquí, a España donde continúamos esperando tu presencia amiga.
ResponderEliminarGracias Francisco, estoy de vacaciones y hasta hoy no sabía desde donde poder enviarte un abrazo y miles de blancas gaviotas que sobrevuelan sobre el cielo de Corrientes para llevar a nuestra amiga una lluvia de apapachos.
¡Te quiero mucho Mª del Carmen!
Ángeles
¡Qué gran poeta eres!, ¡Como ella! Quizás esa es la clave de vuestra compenetración.
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