Óleo del pintor granadino Antonio Sánchez Bono. |
Sed de ser,
sed que se enraíza a la vida,
que se sustenta en vilo
con el vigor desnudo e
integral
del latido vital de pies a
cabeza.
El tronco es simetría
entre el erial despeinado
del pensamiento
─pelambrera
al viento─
y las raigambres vociferantes
en busca de nutrientes que
escasean
y escapan del natural cobijo
a causa de la sed del ser.
En la perspectiva, un
ventanal
abierto a la esperanza
sobre el trípode familiar de
ancestros
y descendientes. Todos
ellos,
focalizados hacia el calor y
el color
del hábitat familiar.
Sed de ser,
sed de lo figurativo y la
acogida
de quien está dispuesto a
darse
dentro de la propia escasez que le abrasa
y cuya situación es
espeluznante.
Sed de ser,
la sequía pertinaz y certera
del alma.
Todos tenemos esa sed.
ResponderEliminarBesos.
Ojalá yo me contagie de ese Azzul que me iguale un poco a tu mirada.
EliminarBesos.
Buena combinación poesía y pintura.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Me siento satisfecho de esa mixtura, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Lograste una perfecta conjunción entre la plástica y la poesía, Francisco... esa sed que inevitablemente llegará, si no salvamos lo poco que nos queda del planeta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esperemos que seamos capaces de crear conciencia y hagamos todo lo posible por salvarlo y dejarlo en heredad de quienes nos siguen.
EliminarUn abrazo, Rafael.
Una sed necesaria ya que si no se tiene no se pueden poner los medios para apagarla.Saludos
ResponderEliminarEsta es una sed muy figurativa, pero en verdad, Charo, es necesaria la sensación de sed para poder sofocarla.
EliminarAbrazos.
¡Repintaste el cuadro!
ResponderEliminarUn abrazo.
De eso se trataba, de transcribir mi mirada que difícilmente será la de su autor.
EliminarUn abrazo besado.