Se puso el sol relamiendo el
horizonte
con guiños encendidos,
dejando promesas
no todas creíbles y una
oscuridad con
acento gutural de ansiedad
sin esperanza.
Fue entonces cuando reparé
en el brillo de plata
que ya había recorrido un
cuarto de cielo,
cuyos destellos mansos eran
imperceptibles.
Se vistió de azul el manto
de la noche
y la luna calzaba corona de
reina
reflejada en el mar. Señora
de la noche,
le llamaban los marineros, y
en ella encomiendan
sus miedos y sus derrotas y
derivas.
Reina de la noche, Señora
poderosa,
que del misterio eres la luz
clarividente, norte y guía,
asísteme en mi pesar y dame
tu lucidez.
Reina del misterio, ayúdame
a soñar.
Una de las maravillas del Mediterráneo: la Luna que se mira en el espejo del mar. Otra son los amaneceres.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias una vez más, amigo Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Envuelta en ti noche mía yo no paro de soñar
ResponderEliminarsueños que tú me revelas de una manera especial
y adivino ese misterio que tú tratas de ocultar
a todo aquel que te ignora, ¡noche mía eres genial!.
Saludos
¡Olé y olé, Charo! Que ha quedado un comentario bien bonito.
EliminarUn abrazo.
Encantada con tu voz poética, llega puntual y presurosa, la reina nocturna, para auxiliarte en lo que necesites para
ResponderEliminarque mantengas tus más bellos sueños. ¡Faltaba más!
Abrazo.
Reconozco que tú me aportas mucho, Sara, por eso te los quiero agradecer públicamente.
EliminarAbrazos de miel.