25 agosto 2019

CAPRICHO ÁRABE




Interpretaba a Tárrega
enfundada en un ajustado traja pantalón rojo;
sus brazos, como ensenada,
era arco mimoso
abrazando armónicos y suaves,
con el rigor preciso, en torno a la guitarra,
mientras desmenuzaba
“Capricho árabe.”

En una de las arquería de la sin par Alhambra,
sus tañidos dolían
como salmodia desgranada.

No hacía aspavientos, se deslizaba
por los trastes como si levitaran sus dedos,
apenas sin rozar las cuerdas,
como un trote holístico y sosegado,
sin despeinar las notas,
sin que trascendiera el esfuerzo.

Y la dulce melodía
descendía como lluvia
y la emoción me empapa
para hundirme en el barro del éxtasis.

3 comentarios:

  1. Pude ver la imagen y recrearla, gracias por regalarnos belleza.
    Abrazos

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  2. Preciosos versos a un espectáculo que te impresionó.Saludos

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  3. Pocos instrumentos tan completos y versátiles como la guitarra.
    Un abrazo, Paco.

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