Ese dócil tallo que se dobla
con la flor,
que se inclina ante ella y
le hace reverencia,
es el mismo cauce que a la
corola nutre,
que le ha dado su brío, su
aroma y color.
Algo así es la viejita a la
que llamas madre,
que te llevó en su vientre y
que te dio el ser,
el amor más abnegado, la
entrega perfecta,
la dársena de sus brazos es
de arropía y miel.
Acertada comparación.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Muchas gracias, Cayetano, por tu aprobación.
EliminarUn abrazo.
¡Precioso! ella también se inclina como el tallo de ese hermoso clavel, después de haberlo dado todo por los hijos.
ResponderEliminarMil abrazos
La maternidad es el hecho más grandioso, la donación humana más importante que existe, Julia. Aprovecho para felicitarte a ti y a todas las madres del universo.
EliminarMil abrazos mil.
Bellísimo poema.Saludos
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Charo.
EliminarUn abrazo.
Hermosa analogía.
ResponderEliminarGracias por tu reconocimiento público inmerecido. Porque... yo a ti, qué podría aportarte, si eres un compendio, soberano e independiente.
Solo el decirte cuánto me gusta como escribes, como eres y expresarte mi cariño.
Gran abrazo.
Sara queridísima, esto que me dices es cuanto aspiro, que alguien, aunque sólo sea una persona, sea tocada por lo que escribo. Gracias, Mil gracias por lo mucho que me has dicho.
EliminarAbrazos y besos de miel.