Ella quiso poner la
primavera en mis manos
y me puso al oído rumor
de olas,
y ciñó sus brazos tibios
sobre mi cintura,
y rodeó mi cuello con besos
de silencio,
y el carmín de sus labios se
hizo sonrisa panorámica,
y me enseñó el nácar dentado
con el que me mordía,
y me tomó en sus brazos como
fruto sabroso,
y clavó sus pupilas sobre
mis pupilas hiriéndome a fuego,
y me hurgó en el pelo como
acariciando un tesoro,
y me susurró en mi oído una
melodía con compás de promesa,
y acarició mi oreja como se
afina un instrumento de cuerda,
y vocalizó mi nombre como se
esculpe la piedra…
Y vino la primavera, y yo ya
la conocía.
Eso se llama dar un anticipo.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Dar un anticipo y quedarse con la hipoteca, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
También se llama el correspondido amor.
ResponderEliminarY, y, y un abrazo en fl¡oh!r
Amores correspondido son los más queridos, Merche.
EliminarAbrazos.
Conquistado por el verdadero amor.
ResponderEliminarUn abrazo de anis.
Las borracheras de amor se pasan con abrazos de anís, Sara.
EliminarBesos.