Le ha enseñado los primeros
escarceos
y ahora se vanagloria del elegante
caminar de su pequeña,
quien se mueve en el agua
con refinados pasos de
ballet.
El río es un cristal entre
verdoso y azulado,
una superficie marmórea
con irisaciones de dorados y
argenta
que hacen soñar en el lago
de los Cisnes.
Como quien juega, se
zambulle
y vuelve a la superficie con
algo en el pico
que transfiere de inmediato
a su pequeña
como quienes se besan.
La cría mira y aprende:
lo intenta y fracasa;
insiste y acierta.
Detrás de su peculiar
coleteo,
la sonrisa panorámica de su
madre,
orgullosa de su descendencia
y de la maestría que ha
logrado transmitirle.
Y así, mientras madre e hija
juegan y aprende,
uno se complace en el paseo.
Se aprende siempre algo observando el comportamiento de los animales. Nos dan lecciones de buenas maneras.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco. Me alegro mucho de tus paseos.
El animal que llevamos dentro no es igualmente dócil y se le hace más terco el aprendizaje.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Tierno y hermoso poema, cada dia si observamos con atencion aprendemos cosas nuevas. Saludos amigo Francisco.
ResponderEliminarMe gustaría aprender esa danza múltiple de los estorninos que son como nubes densas que evolucionan.
EliminarUn abrazo.
Es muy dulce y enternece, ver como enseñan las madres a sus hijos, con dedicación y amor. Un escrito tan dulce..!!!!!
ResponderEliminarGracias, amigo Paco.
dos fuertes abrazos...
¡Cuánto amor hay en la maternidad! Dichosas y benditas sean todas la madres, porque no sólo son portadoras de la vida, sino maestras de las primeras reglas.
EliminarDos abrazos.
Que bien sabes encontrar la poesía de la vida, en estas cosas pequeñas y que a la vez son bastante importantes.
ResponderEliminarBesos
Si uno se fija en las pequeñas cosas, en lo simple, es mucho más fácil. A veces uno se embota de lo complejo y se pierde la belleza de lo pequeño.
EliminarBesos para ti, reina de la cámara.
Tu ojo avizor nos ha regalado un preciosa imagen y un excelente poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias, Rafael, por tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Quizá el arte de la madre se ha transmitido genéticamente a su hija; o quizá es algo propio de su especie. El caso es que nadan magníficamente, a pesar de lo fría que nos parece a los humanos ese agua cual espejo.
ResponderEliminarUn saludo
Cuando se transmite la vida hay cosas que van implícitas como respirar, pero hay otras muchas que dependen del aprendizaje. Gracias, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Así pasa la vida en todas las especies y mientras pasa, pasamos con ella.
ResponderEliminarPasa la vida dejando tras de sí un río de gozo y algunas lágrimas disueltas. Pasa la vida y con ella pasamos nosotros y nos vamos yendo como agua que pasa bajo el puente. Así es la vida, Tracy, un derramarse.
EliminarUn abrazo.