De repente te miras al
espejo
y no estás; ese de ahí
podría ser un pariente
lejano
que sólo se parece a tu espectro,
ese por venir en el que
en muy pocas ocasiones
te habías detenido a pensar.
Y es que somos permanente
huida
hacia adelante, y cuando nos
miramos
lo hacemos en el retrovisor,
donde la infancia se
constituye en patria
ante la incertidumbre
deslucida
de un mañana imprevisible,
cuyas lindes no constan
en ninguna escritura pública
o privada.
De repente te miras,
y el vivir se nos hace un
día a día,
un cuentagotas no siempre
generoso
al que sólo se le adivina el
fondo
y cuyas degradadas formas
nos desagradan y hasta repudiamos.
De repente te miras y no te
reconoces.
Prefiero no mirarme. No sea que, al ponerme delante del espejo, no aparezca mi imagen, como le ocurre a los vampiros.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Sí apareces, Cayetano, pero no es el que crees ser sino la verdad que se nos resiste.
EliminarUn abrazo.
Igual que mirarse al espejo es ver esos programas, generalmente musicales, de televisión española que emiten sobre los años 60 a 90, te reconoces por la música que has escuchado, pero no por la edad que tienes hoy.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo mejor de esos cachitos de hierro y cromo son los subtítulos, pero verdaderamente hay que entornar los ojos para disfrutarlo mejor.
EliminarUn abrazo.
De repente, una se mira y no cree lo que ve.
ResponderEliminarUn abrazo, querido amigo.
No debe ser fácil, Pepi, pues yo tampoco me reconozco.
EliminarUn fuerte abrazo.
El espejo no sabe de diplomacia, suelta las verdades con una crudeza... Éramos amigos, nos hemos ido distanciando, hasta casi no vernos más. Pero luego para recordarme que existe, me manda emisarios de mi edad, donde no puedo evitar verme.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Realmente habla con crudeza el espejo, Sara, eso es así y no tiene vuelta de hoja.
EliminarUn fuerte abrazo.
Mirarse al espejo0 es peligroso. Muchas veces devuelve un rostro que no es el tuyo. Y te preguntas ¿quién está detrás?. te das media vueltas y ha desaparecido. Coges el peine y el muy ladino ya vuelve a estar mirándote fijamente otra vez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Anna
Pues sí, Anna, el espejo es un juguetón que nos da muchos sobresalto; especialmente cuando muestra lo que no queremos ver.
EliminarUn abrazo.
Yo creo que te vas acostumbrando poco a poco. Es normal que se vaya cambiando a lo largo de los años, en la vida vamos experimentando transformaciones a lo largo de los años. Aquel niño que fuistes y que jugaba en el recreo con otros niños. Te transformastes en un joven , que aspiraba a ocupar un puesto en el mercado labora. Conocistes la mujer de tus sueños y formastes una familia a la que le dedicastes todo el tiempo libre. Ahora los hijos se van haciendo mayores y ya comienzan a toma sus propias decisiones y tienen proyectos de futuro lo mismo que tú en antaño.
ResponderEliminarCreo que en donde se nota más el cambio es en quellas personas que conoces bastante joven y has dejado de ver en bastante tiempo. La imagen que tienes en tu retina, es la de la última vez que estuvistes con ella.
Besos
Como comprendes, esto es un simple juego, ya que quien más y quien menos sabe ver la realidad en su entorno y también lo que no le gusta en el espejo.
EliminarBesos.
Me ha gustado eso de que "nos miramos en el retrovisor", me ha dado mucho en qué pensar....
ResponderEliminarTe ando u beso mientras sigo pensando.
Pues si es así, te lo regalo, Tracy: el retrovisor es tuyo.
EliminarUn beso.
El espejo es tan sincero que hasta nos duele pero yo lo prefiero así...alguien o algo nos tiene que decir la verdad, mejor vivir con ella que con la falsedad.Saludos
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