Entre las robustas rocas,
esas que escudriñan sus cristales
y formas pétreas
en los viejos anales de la
geología,
la sencillez suma y efímera,
lo frágil de la hierba y los
helechos
y, como sobrenadando,
unas florecillas silvestres
dando lo mejor de sí,
lo más atractivo y aromático.
Así también tú, mi luz fugaz,
como un temblor de estrellas
que amarillea en mi
firmamento
e ilumina mi corpórea monotonía
en la hojarasca de mis jornadas.
No somos nadie sin esa luz que acompaña, reconforta y alienta.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
La humildad y la sencillez se abren paso en la vida por los lugares más inhóspitos, demostrando así una escondida fortaleza.
ResponderEliminarUn abrazo
La sensillez y la belleza de esas florecillas, es comparable con la sencillez de algunas almas humanas.
ResponderEliminarBesos
Conmueve tu poesía igual que la vida que tienen esas florecillas abriéndose paso en la pétrea estructura para alegrarnos el día.
ResponderEliminarBellas flores poéticas amigo Francisco. <Un poema precioso. Saludos.
ResponderEliminarLas flores son una maravilla, no me extraña que te hayan inspirado este poema.Saludos
ResponderEliminar