La playa era una desolación.
Tras la tormenta,
─ahora con nombre propio─
ha tomado una entidad más
virulenta
y se hace acompañar por
cañadas y ramblas
con todo lo que encuentra a
su paso.
En la arena, como barrera,
una trinchera vegetal que
hace inaccesible
todo intento de alcanzar el
agua:
ramas, algunos árboles
enteros
y una infantería de cañas y
barro
que tiñe las primeras brazas
de agua
de un anómalo color rojizo.
Desde el otero de la duna
no es posible localizar los
cimientos
de lo que fuera un
chiringuito;
tan solo una escombrera
da testimonio de sus restos,
así como de la pasarela de
madera
de la que no queda vestigio
alguno.
La mar escupe los plásticos
una y otra vez,
los vomita por indigestos
y a modo de tarjeta roja
nos los devuelve
para que lleguemos a cambiar
de conducta.
La mar, el mar devuelve todo el maltrato que se le hace, pero somos duros de mollera, somos capaces de autodestruirnos antes de reconocer lo que hacemos mal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mal camino llevamos, Emilio. O rectificamos con urgencia o esto va a tener un final muy triste.
EliminarUn abrazo.
Creo que la naturaleza anda algo cabreada con la humanidad.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Debe ser algo de eso, Cayetano. Lo malo es que no queremos darnos por enterados.
EliminarUn abrazo.
El mar se enoja con frecuencia, y se pone a hacer limpieza. El hombre debe entender que con su irrespeto, no daña a la naturaleza, al mundo, sino a sí mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues nadie debiera ignorar que dañar a la Naturaleza es atentar contra la vida, también la humana.
EliminarUn abrazo, Sara.
Que tristeza da ver un paisaje tan desvastado.Saludos cordiales
ResponderEliminarVerdaderamente muy triste, Charo.
EliminarUn abrazo.
Desgraciadamente, es lo quenos espera a partir de ahora. Cada vez se construye más cerca del mar y no hacemos nada por conservar su limpieza.
ResponderEliminarBesos
Al tiempo que obstaculizamos la llegada natural de las aguas al mar. En lugar de aprender, desaprendemos.
EliminarBesos.
Asociamos la playa a belleza, tranquilidad pero cuando viene una borrasca como la que estamos viviendo nos damos cuenta de la otra cara de la naturaleza. Has captado en tus letras la virulencia de una tormenta.
ResponderEliminarSAludos.
Le hemos perdido el respeto, cuando aquellos que nos precedieron le mostraban hasta miedo. Gracias, Manuela, por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
No sabe cómo lo va a tener que decir para que le hagamos caso.
ResponderEliminarRecuerdo que en mi infancia toda edificación estaba alejada de la playa, había un respeto al despertar de la fiera.
EliminarUn abrazo.
Que triste, muy triste lo que esta sucediendo. El mar esta enfurecido, el mundo esta agonizando. Un placer leerte amigo. Saludos.
ResponderEliminarAl margen del cambio climático, el mar se enfurece periódicamente y eso lo sabe muy bien la gente de la mar y lo respeta y teme.
EliminarUn abrazo.
Días muy oportunos para hablar de la borrasca "gloria". El Planeta se defiende...con olas en Baleares, de 16/18 metros de altura...
ResponderEliminarRios interiores, con crecidas de mas de dos metros que salen a visitar los vecinos, haciendoles huir bien lejos.
Arrasadas palmeras.Ya sin ninguna playa...y cosechas de arroz desaparecidas.
Cuándo tomaremos conciencia de tanto plástico, tanta basura, tanto odio entre hermanos, tantas guerras crueles.?????.
dos abrazos de hermanos !!!!!
Precisamente todo eso es lo que quiere evocar el poema, esos desastres que nos alarman y que creemos que no tenemos nada que hacer ante ellos.
EliminarDoble abrazo.
Qué triste ver el mar así, cuando es todo belleza.
ResponderEliminarSi fuera en Argentina pero es España, un país maravilloso.
Está raro el mundo, me entristece mucho.
Un abrazo.
Como dijo el inefable Caballero de la Triste Figura, "en todas casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas." No estamos haciendo las cosas bien en ningún lugar del mundo. En medio siglo hemos creado una cantidad de basura inimaginable y nuestra conducta está afectando al clima, aunque algunos no quieran verlo. A este paso nos cargamos el planeta.
EliminarUn abrazo, Luján.
Igual que de lo que se siembra se recoge, el mar devuelve lo que hemos arrojado en el. A ver si vamos tomando conciencia que la Tierra es nuestro hogar y que tenemos que cuidarlo. Buena llamada de atención😘
ResponderEliminarTarjeta roja de rojo intenso, Francisco, así la tendremos mientras no creemos conciencia colectiva en bien del planeta.
ResponderEliminarUn abrazo.