Aunque arríes la vela
de mi intrépido barco de
papel
y la mar sea tan solo viscosidad
insatisfecha.
Aunque las olas sean tan
solo ralladuras blancas
como nata que acaba por licuarse
en el difumino de tu
abismo.
Aunque mi agitación sea
tan solo el temblor
de un intrépido ángel
caído
que se desploma como sueño
roto.
Aunque mi afán por
alcanzar la levedad de un sueño
sea tenazmente
interrumpido
por el insomnio de una
noche de tormenta.
Aunque mi yo enamorado
no haga pie en el piélago
de tu mar en calma…
Te seguiré “donde habite el olvido”.
Ese poema, demuestra mucho amor.
ResponderEliminarBesos.