A solas, en lo profundo
de mi estancia y de mí
mismo;
despojado de todo
y tratando de acompasarme
al flujo respiratorio
que por lo común se sube
por los cerros
o cae en la sima de un
profundo letargo.
Al tiempo que hago por
sosegarme,
tomo conciencia de mi
fragilidad
y dependencia,
me adentro por el mármol
reluciente de la nada
y se confirma que es mucho
menos lo que necesito
que lo que ambiciono.
No es fácil desprenderse
de la cáscara,
de todo lo superfluo o
redundante,
así como del fausto y prolijo
oropel.
Todo es mío, pero nada me
pertenece:
frente al espejo de tu
mirada
de poco valen los ropajes
y la tramoya,
tampoco las luces, el
soliloquio o el proscenio
para quien lo sabe todo y
lo penetra todo.
Silencio. Ha bajado la
intensidad
de mi murmullo interno y
siento frío,
al tiempo que calor y un innegable
confort.
Te percibo en la armonía jovial
de mis oídos,
en la revolución festiva de
mis pituitarias,
en lo figurativo de los
arabescos
que crecen y menguan en mis
ojos entornados.
Tú me miras, me comprendes
y me corriges.
¡Qué sería de mí lejos de
tu ámbito!
Dices: "se confirma que es mucho menos lo que necesito que lo que ambiciono", conforme pasan los años te das cuenta de que necesitas menos cosas, solo que a esa reflexión llegamos llegamos con años más que cumplidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, Emilio, pero es bueno llegar a ese convencimiento aunque sea a edad avanzada.
EliminarUn abrazo.
Maravilloso!!!
ResponderEliminarMe parece un profundo, humilde e inspirado diálogo con Dios.
Es tan poquito lo que necesitamos....
Un fuerte abrazo, y que sigas con esa gracia alrededor de tus hombros...
Muchísimas gracias, Maite, por esa mirada tuya.
EliminarUn fuerte abrazo.
Si hicieras un libro con tus poemas, un buen nombre seria...
ResponderEliminar"Conversaciones nocturnas con la muerte"
Ya que siempre me deja esa sensación de quien le hablas y escuchas....
Saludos
Yo más bien diría con la vida, Carlos. Te agradezco tu ayuda.
EliminarSaludos.
Creo que somos muchos los que padecemos el mismo mal: tenemos mucho más de lo que necesitamos y todo se va a quedar aquí, tenemos que concienciarnos que es mucho más rico el que menos necesita para vivir. Saludos
ResponderEliminarLa mayoría no se sacia nunca, pero quienes conocimos la ropa de diario y la de los domingo sabemos que se puede vivir confortablemente con menos. ¿Verdad, Charo?
EliminarUn abrazo.
Yo solo tengo lo que necesito. Vida, salud y un techo donde protegerme. A los que quiero y fuerza para conseguir el sustento. Hace muchos años que aprendí a vivir. Ah! Desde los 17 aprendí a meditar y lo hago siempre.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.
Que seas bendecida cada día.
EliminarUn abrazo.
Cierto, tenemos más de lo que necesitamos, lo peligroso de ello es que a muchos les da por acumular algo que despues se queda aquí...
ResponderEliminarCompartir sería algo hermoso
Precioso tu poema, un abrazo y buen fin de semana