Mira la huella de mi mano
en tu mano, el rastro
perdido en el silencio
cuando te miro a los ojos
y se me para el reloj incomprensiblemente;
cómo se paraliza el tiempo,
cómo se aquieta
cual viejo retrato en blanco y negro.
Mira cómo se me acelera el corazón
cuando siento tu pulso en mi pulso,
el flujo vital por el que se escancia la vida
y la bebes a sorbos moderados
o a tragos profundos
en el columpio de los días.
Pon tu mano en mi pecho,
en el metrónomo fiel de tu ritmo
en el que me deleito.
Mira la ingravidez de mis palabras,
el desatino con el que trato de dibujarte;
la sombra que nace de tus pies
y conmigo se confunde.
Mira, no dejes de mirarme.
Seguro que esa mirada es constante y dirá infinidad de palabras que la boca calla.Saludos
ResponderEliminarTu mirada seguro que es correapondida y la llama del amor aún sigue encendida y por muchos años que pase seguirá encendida.
ResponderEliminarBesos