A María del Pilar Ferrari
Son muchos los achares,
infinitos los requiebros,
pero el río a la lo suyo
y surca sigiloso la ciudad
sin
urgencia y con constancia.
Pasa por Gelves sin
detenerse;
en La Puebla, otea y
encuentra:
extiende la mirada por los
arrozales
y la descubre impoluta
caminando en paralelo a su
rumbo.
Es ella, ─se dice─
sonríe plácidamente,
como quien encuentra una
perla
y sigue su camino
hacia el abrazo salino.
Bonita poesía recorriendo nuestro río para un gran poeta como tú.
ResponderEliminarMª del Pilar estará muy contenta.
Un abrazo.
Además de amiga, ella es mi guía y anfritiona aguas abajo. Muchas gracias, Franconetti.
EliminarUn abrazo.
Buen recorrido por ese río, que antes de llegar a la provincia de Sevilla ha pasado por Córdoba y te trae saludos desde esta ciudad.
ResponderEliminarBesos.
Me trae recuerdos y saludos de una amiga y me lleva en brazo de otra, tras pasar Sevilla.
EliminarBesos.
Qué dedicatoria tan bonita! Una delicatessen...
ResponderEliminar"...y surca sigiloso la ciudad
sin urgencia y con constancia."
¿Te has dado cuenta de lo bien que suena? Borbotea..., se le oye en estos versos... Me encanta ese final, y además he aprendido una palabra nueva: "achares".
Felicidades a ambos ( y especiales para ti, "españolito" por volver a tu nidito de poemas :))).
Abrazo muyyy grande con aroma de albahacas y tomillos :))
Mil gracias, Maite, por todo lo que me has dicho y por recordarme a nuestra eterna costanera.
EliminarApapachos.
Mil gracias, Maite, por todo lo que me has dicho y por recordarme a nuestra eterna costanera.
ResponderEliminarApapachos.
Afortunadamente, Sevilla no esconde su río, como dijo Ángel Ganivet que hacía Granada con los suyos.
ResponderEliminar