A Juan
Martínez Iglesias, Aborojuan.
La vieja estación, con
acentuación aguda,
con impronta y
personalidad propia:
factor, taquillas, mozos,
letrinas, guardagujas,
jefe de estación con
gorra, banderín
y autoridad implícita y
notoria.
Un gentío de ir y venir,
de agitación entre toques
de silbato:
vendedores de últimos
auxilios,
buscavidas, aguadores,
quincalleros,
rifadores, y otro oficios
sin nómina.
En el penúltimo silbato,
las urgencias,
las ilusiones barajadas en
búsqueda
y las tristes despedidas;
maletas preñadas de
esperanza
en la incertidumbre de lo
desconocido.
En cada ventanilla un
adiós que se prolonga
hasta que desaparece el convoy
tras la curva cubierta de
vapor
y estruendo ferrallista
que persiste tras desaparecer
del panorama.
Se va apagando el eco;
todo queda enmudecido,
pero volverá a ser convulsión,
según lo establece el
horario
de llegadas y salidas,
dentro de los márgenes de
tolerancia.
La vieja estación,
un añorado nudo ferroviario
que vive para siempre en
el recuerdo
maquillándose de
actualidad.
Es difícil, gracias a la modernidad,. encontrar ese tipo de estación, y menos en Granada una ciudad que todos los días está peleando por tener un tren que nos acerque a cualquier lado, siempre alegando nuestra difícil orografía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que he intentado, Emilio, es hacer un cántico a aquellas viejas estaciones de ferrocarril con numeros empleos y llenas de vida. Hoy son espacios muertos, aunque pase el tren, que no necesitan el concurso de las personas sino tan solo las tecnologías.
EliminarUn abrazo.
Precioso... Se siente vivamente cada verso. Es un cuadro impresionista de pinceladas "franciscanas"
ResponderEliminarMe ha encantado
Abrazo apapachado 😊
Muchísmas gracias, Maite, por la notoriedad que me concedes de género.
EliminarApapachos.
Todo sigue vivo en tu mente y en la mente de las gentes, que recuerdan la vieja estación, Francisco...Quizá la misma estación guarde en sus paredes las huellas inolvidables de seres eternos, que de vez en cuando la habitan y ahora te inspiran a ti, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado.
He podido comprobar que también sigue vivo el recuerdo en la mente de muchas otras personas. El tren era un medio de transporte social, donde se departía y se compartía. Ahora es otra cosa bien distinta.
EliminarUn entrañable abrazo.
Esas son las estaciones que yo he conocido, pues ahora hace muchos años que no viajo en tren.
ResponderEliminarAhora se viaja más rápido, pero cada uno metido en su silencio.
EliminarTenía idea de haber hecho un comentario a esta entrada.
ResponderEliminarMi medio favorito para los desplazamientos es el tren.
Besos
A veces me pasa también, No deja de tener su parte de brujería esto de las comunicaciones.
EliminarUn tren de besos.