He dejado de par en par
la puerta a la esperanza
y no me ha defraudado.
Es más, hasta una mano desconocida
le ha puesto un calzo
y así permanecerá
hasta que una ráfaga
adversa
firme el finiquito
de tan placentera bonanza.
En la ventana que da al
mar
se acumula el óxido de los
años,
pero también la música
salobre
que invita a extasiarse en
su cadencia.
Allá, casi en el
horizonte,
─como una incógnita─
un barco de gran calado
se acompasa a la lentitud
deformada de la distancia
y, con voluntad o sin
ella,
se burla de mis
figuraciones.
En lo inmediato, la
araucaria se asoma
─desde su vértigo verde─
y curiosea las
proximidades
con la inocencia
de quien habita las
alturas.
Corre el aire sin
detenerse
en pormenores sin
importancia,
mientras la mente, de par
en par,
va de lo uno a lo otro
sin prisas ni pausas.
El abrir puertas y ventanas y otras cosas de par en par tiene sus problemas que lo mismo que te entra el aire, te puede entrar un vendaval, una sinfonía o un ruido infernal, lo mismo te entra por la puerta un ser vendito o un asesino en serie y si dejas tu corazón abierto hasta te lo puede matar, no es desconfianza..., o sí, es la nueva sociedad injusta que han creado, o pensar como Hobbes "el lobo es un lobo para el hombre", me gustaría dejar todo abierto, pero no se puede.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aunque me crié con las puertas abiertas, los tiempos y el lugar no son los mismos, pero una recuerda y elige dejar las puertas abiertas a la esperanza.
EliminarUn abrazo, Emilio.
Mais um poema deslumbrante que me fascinou ler
ResponderEliminar.
Feliz domingo.
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Muy agradecido, Rykardo
EliminarAbrazos.
Pues claro que sí Francisco hay que dejar las ventanas bien abiertas a la esperanza y jamás cerrarlas.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Charo, por afirmar lo que siento.
EliminarUn abrazo.
Todo el poema es una alegoría de cómo vive el alma, a través del símbolo de la ventana material, abrir puertas a la esperanza...Es un disfrute sentir el aire, la frescura del mar, la libertad de la imaginación, que se hace gaviota y va más allá de los sentidos. Sin miedo, sin prejuicios, volar y renovar las estancias internas, que se llenan de belleza y de magia. Muy bueno, Francisco. La esperanza es una virtud medicinal, que debiéramos ejercitar cada día.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu buen hacer constante y generoso.
Tu comentario, María Jesús, es como mi ejercicio inverso, justo aquello que vino a mi mente y traté de transcribir en palabras. ¡Quién como tú!
EliminarUn fuerte abrazo.