Ha ocurrido, es cierto.
Tal como esperaba, pero
no deja de sorprenderme
cada vez.
Es como una huella en el
tiempo:
como el martes sigue al
lunes
o a mayo le sigue junio,
o al orto el cenit.
Llegué, vi y me convencí:
cada paso es como
desenterrar
restos de mi propia
arqueología,
es rememorar y es revivir.
Aquí estabas. Aquí
estamos.
Es como jugar la prórroga,
como desempatar
o el gozo infinito
de no dar nada por
acabado.
Es vencer a este día,
a esta puesta de sol
que acabará en tinieblas,
es el prodigio de poder
contarlo de tu mano
y vivirlo juntos.
Y mañana, otro día que hay que empezar a vivir y acabarlo de la mejor manera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vivir acompañdo la experiencia de cada día es hermoso y llevadero. Saludos
ResponderEliminarCada día de vida, va dejando una huella. Si nuestros pasos tienen un buen camino, podrán hacer el mismo recorrido los que vienen detrás.
ResponderEliminarBesos.
Las huellas que van dejando nuestras vivencias, pasos y sueños...Todo está ahí, renovándose al salir el sol, Francisco...quizá porque lo vivido y sentido siempre permanece como parte de nosotros mismos, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y mi ánimo.
Nadie lo detiene.
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