23 septiembre 2010

LA SIESTA Y LAS TELECOMUNICACIONES

El gran regalo de la jubilación es la potestad de administrar el tiempo. Ya no hay sometimiento a horarios rigurosos y lo mismo puede uno madrugar que trasnochar a voluntad; en mi caso prefiero asistir al nacimiento del nuevo día que pasar por los bostezos que preludian el insomnio, pero es cuestión de gustos o tal vez de biorritmos. No duermo casi nunca más de seis horas, así que lo que no perdono es partir el día con un rato de siesta. No mucho tiempo; digamos que una hora descansando, leyendo o viendo la tele y de 15 a 20 minutos de sueño, si éste llega, pero es precisamente en ese tiempo de descanso cuando suena cada tarde el teléfono y una voz extraña que quiere ser amable, a la par que insistente, se dirige a mí con nombre y apellidos.

Pero, ¿quién nos ha presentado? ¿Cómo conoce usted mis datos, supuestamente reservados? Son preguntas retóricas o preguntas que no encuentran respuestas, ¿quién sabe? “Le venimos a ofrecer, señor Y, una conexión ADSL…   gigas de velocidad, llamadas nacionales incluidas…” ¡No me interesa, señorita! “¿Pero cómo sabe usted, señor Y, que no le interesa si no me ha dejado explicarle?” Tengo contrato en vigor y no puedo rescindirlo sin penalización. “¿Cuándo vence su contrato? ¿Puedo llamarle al término de éste?” Tras colgar el teléfono me doy cuenta que me ha arruinado la siesta, que el televisor me está mostrando cómo se alimenta y reproduce la fauna africana y el marcador de lectura está fuera del libro y las gafas caídas en el suelo; por suerte se han salvado.

Por la noche se suele reproducir una situación similar, pero en este caso no interrumpe la siesta, sino la cena: son los efectos secundarios de las altas tecnologías.

5 comentarios:

  1. Jejej descripción perfecta de bastante personas que conozco:)
    Las ondas que les emite caja tonta les adormece y duermen la siesta polacenteramente como bebés.
    No es mi caso. jamás he dormido la siesta y el ordenador me mantiene vigilante.
    Un saludo

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  2. A mi me pasa lo mismo que a Katy, jamás he dormido la siesta, solo en esos dias griposos y febriles, que no tengo ganas de nada y los ojos se me cierran solos.
    Es una lástima que existan esas llamadas comerciales que impidan el descanso o la siesta de las personas.Cuando me toca contestar a ese tipo de llamadas, siempre digo lo mismo, "sea lo que sea que me ofrezca, no estoy interesada", gracias y cuelgo sin darle tiempo al repiqueteo. Creo que es la unica manera de quitarselos de encima. Ahora tenemos una temporada buena, hace tiempo que no llaman.

    Como siempre, un placer leerte mi querido Francisco.

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  3. Tal cual!
    yo prefiero no quedarme traspuesta porque sino... adiós, te amragan mucho más todavía!

    Las nuevas y altas teconologías son eso, tecnologías y nos ayudan, nos facilitan una cantidad de cosas, pero también nos hacen totalmente dependientes de ellas.
    No hay más que mira un poquitín hacia atrás: hace nada no teníamos móviles, ni ordenadores, ni nada de estas moderneces de hoy en día... y no pasaba nada!
    pero hoy, tal parece que no sabemos movernos sin ellas!
    Es el precio que hay que pagar, está claro!

    Hala, pues a seguir con la siestecilla!
    En el documental de hoy en la 2 las nieves del Kilimanjaro, sequía y los pobres animalillos que se mueren... Caramba, esto también le arruina el descanso a una!
    ;)
    Un abrazote!

    Ah, y gracias por los chapoteos orilleros, primero silenciosos y ahora con huella!
    ;)

    Yo también me apunto a estos días de aplomo.

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  4. Cuando trabajaba todos los días me tomaba el tiempo para reponoer energía con la siesta; ahora para nada...aprovecho desde el primero hasta el último rayo de sol y si es posible hasta la luz de la luna :)

    ...y auque ese es su trabajo, a mi se me hacen fastidiosos y necios :(

    Te sigo!
    Un gran abrazo!

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  5. Pues yo también soy de los que no perdonan la siesta. Lo que si es cierto que cada vez hay más gente que nos la arruina con tonterías. Saludos

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