Quisiera envolverte en el celofán de mis sueños,
en el bucle empedernido del pálpito en el que vivo
con la pretensión inmoderada de posesión eterna,
pero, ¿acaso escucharás algún día
los llantos de este espíritu extenuado
que pordiosea tu vecindad y encuentro?
La esperanza,
la duda y la esperanza me tensionan
con la pulsión alterna en la que me agito;
oscurece o ilumina mis días,
quiere esfumase como el desvanecimiento de cada atardecer
con el anhelo de resucitar en el nuevo día
y fundirnos en un beso que termine por deglutirnos.
¿Sientes?
Seguro que sientes la brisa rozando tu pelo,
pero no descifras el código con el que identificarme
y mi amor es una ciénaga profunda y opaca
como una mente retorcida entre ultrajes y anhelos,
añorando tu sonrisa tibia de mermelada.
Apenado, afligido, herido por la ballesta
de la incomprensión con la que me ignoras,
en las tinieblas de esta soledad que me arrastra
por calles bulliciosas;
apenado, afligido, herido…
hasta llegar al claro de tu tacto y hacernos
unicidad inequívoca.
Que preciosidad de poema Francisco, lo he leído varias veces y me he sentido como embrujada por tanta poesía y romanticismo. Esa eterna lucha entre la duda y la esperanza que todos guardamos celosamente muy dentro de nosotros, esa esperanza que a veces es lo único que tenemos para seguir andando por estos caminos empedrados de nuestra vida, o nuestro sueño de vivir.
ResponderEliminarUn fuerte y calido abrazo