03 septiembre 2010

“¿LO DE SIEMPRE?”

Como cada mañana, se dirigió al bar tras comprar el periódico y se instaló al fondo de la barra; aún distraído con los titulares fue preguntado por el diligente camarero: “¿Lo de siempre, señor?” Asintió con la cabeza, pero se quedó con un grado de insatisfacción del que ni siquiera comprendía el porqué. Lo más común entre la gente es sentirse agradablemente atendido cuando el camarero recuerda sus gustos o apetencias, sin necesidad de repetir cada día lo quiere tomar. Pero se sintió incómodo, como si su vida dependiera de unos hilos que él no estaba facultado para manejar, como si todo en él estuviera predestinado y no gozara de las facultades para cambiar ni lo más simple, violado en su intimidad. No dejó de apartar la vista de las páginas del periódico, pero su mente estaba empestillada en que su vida era una zafia rutina que por ende era conocida hasta por el camarero. Le dieron ganas de contradecirle, de cambiar el café por chocolate, la mantequilla por aceite de oliva o sobrasada y la sacarina por azúcar, pero no encontró fuerzas para alterar de ese modo el desayuno de cada día. Le quiso quitar importancia al hecho y centrarse en la lectura de la prensa cuando las arcadas y la sequedad de la boca parecían anunciar un vómito inevitable; un sudor frío le recorrió todo su cuerpo con miedo de que también el camarero pudiera adivinar qué le estaba sucediendo. De repente, como si de una urgencia inaplazable se tratase, se encerró en el servicio, se echó agua en la cara, se atusó el pelo, tiró de la cadena y salió del establecimiento como despavorido sin haber probado bocado. El camarero le gritó: “¡Señor, señor… ¡” Pero ya estaba demasiado lejos como para oírle.

3 comentarios:

  1. Vaya, que casualidad, yo tambien he escrito acerca de la rutina de la vida,todavia no lo he publicado pero esta listo y en la parrilla de salida.
    Si, la rutina puede ser endiabladamente tediosa, pero a veces pienso, que las personas somos rutinarias por naturaleza, que eso de hacer cosas diferentes no es más que una idea que nos han metido en la cabeza para que dejemos volar alguna vez que otra nuestra locura.

    El escrito, como siempre, magistral.

    Un fuerte y cálido abrazo

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  2. Suele resultar agradable que en ciertos lugares conozcan tus gustos pero, dado que somos muy variables, no siempre nos apetece lo mismo.
    De todas formas, sí que habitualmente somos muy rutinarios.
    Un abrazo.

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  3. Esa sensación, de ser totalmente previsible, la he tenido. Muy bien explicas los sentimientos del momento y me ha llegado totalmente. Saludos

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