Todos entendemos que la sinceridad significa expresarnos libres de fingimientos, al tiempo que sabemos que fingir es dar a entender lo que no es cierto. Con frecuencia nos topamos con personas que se autoproclaman “muy sinceras” y no tienen empacho en escupirle las verdades del barquero al primero que se tercie. Claro está que no se trata de “la verdad”, sino de “su verdad”.
Francamente, en muchos de los casos -obviamente no en todos- que me han dicho: “yo soy muy claro”, “yo soy muy sincero”, terminé por no saber si verdaderamente había o no sinceridad en sus afirmaciones, pero sí una mayúscula mala educación. Con cuánta razón decía Bernard Shaw: “Es peligroso ser sincero si no se es también un estúpido”.
Jeje, como en todo, en la sinceridad hay grados,.Una cosa es mentir y otra decir hasta dónde tu quieres. Más que expresarte libremente sería ser honesto y no manipular la verdad.
ResponderEliminarUn abrazo y buen finde
La sinceridad también se confunde, a veces de forma aviesa, con provocación manifiesta. Hay que pensar lo que se dice...
ResponderEliminarLa verdad esta mas alla de toda imaginación o ficción. La verdad es como la lluvia, es necesaria, pero en exceso solo trae problemas.
ResponderEliminarLo leí en algun sitio pero no recuerdo donde, es la pura verdad.
Un fuerte y calido abrazo